Encuestas que carga el diablo

Sigue la batalla… No parará hasta el 3 de octubre. Pese a las caras amables y las declaraciones medidas, en el PSM lo que se libra, que nadie lo dude, es una nueva guerra fratricida y el único objetivo, dicen, algunos no es sólo la Comunidad de Madrid. Hay movimientos para situarse ya en el «postzapaterismo». Todo vale para desbancar al adversario o erosionar a quiénes trabajan o están detrás del contrario. Ayer en el equipo de Tomás Gómez se repitieron durante todo el día dos frases: «Quien a hierro hiere, a hierro muere» y «las encuestas las carga el diablo». Claro, un sondeo difundido por la Cadena Ser el pasado miércoles les daba ocasión de cargar contra Zapatero con el mismo instrumento que el presidente utilizó contra el secretario general del PSM para que cediera el cartel a Trinidad Jiménez: las encuestas. Ésta de la que tanto se habla en el cuartel general de los socialistas madrileños dice que el 60,4 por ciento de los ciudadanos –de ellos un 46,1 son votantes del PSOE– cree que Zapatero no es el candidato adecuado para enfrentarse a Rajoy en las generales de 2012. Así que arguyen que al secretario general del PSOE se le podría aplicar la misma medicina que se aplicó con Gómez. Acto seguido se preguntan si Zapatero está dispuesto a dar un paso atrás en beneficio del partido y de un candidato capaz de lograr mayores apoyos internos y externos. «Es lo que tiene recurrir a los sondeos para dirigir la vida política», se lamentaba un diputado,

Aún queda tiempo para despejar la incógnita de las generales, pero Zapatero, sostienen en Madrid, «podría pensar ya en la desconfianza que ha generado en la ciudadanía y en si es un valor o una rémora en este momento para el PSOE». Al hilo de esta reflexión, hay quien ve en algunos movimientos de personas del entorno del presidente del Gobierno una preocupación profunda no tanto por el PSM y Madrid, sino por el control de una federación tradicionalmente indómita, y que aporta no pocos delegados a un Congreso federal. Es una lectura, claro, de los «tomasistas», pero también se ha escuchado entre algunos diputados nacionales ajenos a la batalla de Madrid.

Entretanto ayer Trinidad Jiménez, siguió su periplo en busca de apoyos y logró el de más de la mayoría de los diputados regionales, un hecho al que el equipo de Gómez no quiso dar mayor trascendencia. Todo lo contrario a lo que ocurrió entre los de Jiménez con una supuesta operación que atribuyeron a su adversario para vincularla con los hombres de José Luis Balbás, artífice de la deserción de Eduardo Tamayo en 2003 y valedor de Zapatero en 2000.

«¿Balbases?», se preguntó un socialista que apoya a la ministra. «Quién se apoya en hombres del PSM que han heredado la red de Balbás es sólo Tomás Gómez –afirmaba un destacado militante del PSM–. Ahí están Javier Sánchez, ex secretario de Organización de Vallecas y hoy colocado en la Comisión de Control de Caja Madrid por deseo de Gómez; Eustaquio Jiménez, secretario general de Buenavista, agrupación en la que echaron los dientes muchos hombres de Balbás o Alberto Mateo, secretario general de Tetuán». Lo dicho: sigue la guerra sin que de momento no se vea más ganador que el PP, que disfruta de lo lindo del espectáculo.


Zapatero vuelve a elogiar a «Trini»
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, elogió ayer de nuevo en Tokio a Trinidad Jiménez y la calificó de «gran candidata» y «gran persona». El jefe del Ejecutivo comenzó su respuesta con equidistancia, al señalar que, «desde un principio de máxima democracia, tiene un gran respeto al proceso de primarias», en las que Jiménez se enfrentará al secretario general del PSM, Tomás Gómez. Pero no mencionó más a Gómez y se centró en Trinidad, con quien, dijo, «el afecto es recíproco desde hace mucho tiempo». «Todo el mundo sabe que es para mí, desde luego, una gran candidata, una gran responsable política», manifestó Zapatero, tras insistir en que siente por ella «un gran afecto».