Zamora

Andrés Vázquez: «Le dije a don Livinio que con 29 años le mataba sesenta corridas»

Andrés Vázquez: «Le dije a don Livinio que con 29 años le mataba sesenta corridas»
Andrés Vázquez: «Le dije a don Livinio que con 29 años le mataba sesenta corridas»larazon

Andrés Vázquez estuvo ayer de celebración. Cumplió los 50 años de alternativa. Toda una vida dedicada al toro, al toreo, y a los ruedos, aniversario que también conoce el diestro Santiago Martín «El Viti». Andrés Mazariegos Zúñiga, natural de Villalpando (Zamora) se sintió torero a los quince años cuando informó a su padre de que se iba a Madrid en busca de su sueño.

Se aficionó a base de capear moruchas en Villalpando y se formó en la escuela que Saleri II tenía en Vista Alegre, ya en Madrid. «Yo hacía el número 158 de los chavales de la escuela, pero rápido me puse entre los primeros», aseguró el maestro a la agencia Efe. En 1951 llegó uno de los puntos de inflexión de su vida, ya que en un festejo organizado por su propia escuela se llevó los sabores más dulces y más amargos. «En esa novillada fui premiado con la Oreja de Plata, pero sufrí una grave cornada que me partió la vena safena» y tuvo la pierna «a rastras» diez años.

Se ganaba la vida descargando camiones de fruta en el Mercado de Torrijos, cerca de la calle Alcalá y en las capeas de los pueblos de Madrid y de la meseta. Ya «casi pasado» de años para la profesión, fue redescubierto por Emilio Ortuño «Jumillano», entonces empresario de la plaza de Vistalegre, en Carabanchel. «Fue durante una capea en el pueblo salmantino de Guijuelo, donde me vio Jumillano torear un toro de quinientos kilos del Cura de Valverde», recordó el torero. Entonces, lo contrató para Vistalegre y sumó tres puertas grandes seguidas. Así, el empresario de Las Ventas, Livinio Stuyk, le ofreció sesenta novilladas para la temporada de 1962. «Le dije a don Livinio que con 29 años si quería le mataba sesenta corridas, no podía perder el tiempo».

De esta manera, ese mismo año se doctoró en la Feria de San Isidro, el 19 de mayo, con Gregorio Sánchez de padrino y Juan García Mondeño de testigo ante toros de Benítez Cubero. La tarde más completa, a su juicio, fue la corrida de Victorino, en Madrid en agosto de 1969, donde cortó una oreja a «Granaíno» y los dos apéndices de «Baratero».

Ahora, 50 años después de su alternativa tiene un nuevo sueño, volver a pisar un ruedo, el día de su ochenta cumpleaños, el próximo 25 de julio, donde está previsto que mate un novillo de Victorino Martín en la plaza de toros de Zamora. El torero, de siempre y para siempre.