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Andalucía cuenta atrás
Andalucía, cuya campaña electoral comenzó ayer, palpa la posibilidad real de un cambio en su gobierno tras treinta años de monocolor socialista. Así lo señala la última encuesta del CIS, que coloca al PP andaluz rozando la mayoría absoluta. De no producirse la llegada al poder de la opción que encabeza Javier Arenas, esta comunidad autónoma sería la única que no ha optado por la alternancia de todas las regiones españolas a lo largo del periodo democrático. Castilla-La Mancha y Extremadura, donde sus ciudadanos habían elegido tradicionalmente al PSOE, decidieron el cambio en los comicios autonómicos de mayo de 2010. En menos de un año, los andaluces han sido convocados tres veces a las urnas. Pese al coste añadido que conlleva la convocatoria separada y los malos indicadores económicos de Andalucía, José Antonio Griñán evitó la coincidencia de las elecciones regionales con las generales del pasado 20-N. El cuestionado presidente, especialmente entre los socialistas andaluces, fiaba sus últimas opciones electorales al desgaste que podría sufrir el PP por la acción de Gobierno de Rajoy al inicio de este borrascoso 2012. En cambio, estos meses de prórroga estratégica del PSOE andaluz han acabado siendo, a tenor de las noticias de las últimas semanas, una agonía para Griñán. El estallido mediático a escala nacional de los grotescos e inconclusos episodios de corrupción, (el caso de los ERE e Invercaria) es la consecuencia más visible de la forma del PSOE de interpretar el poder. Pero al descaro institucional con el que se han conseguido eliminar los controles administrativos y propiciar toda una estructura delictiva (la que ha confirmado en su declaración judicial, Francisco Javier Guerrero, director general de Empleo entre 2000 y 2008), Griñán suma una catarata de errores que afectan a la gestión pública y también, y especialmente, a la de su partido. Sobre la primera, conviene recordar que los gobiernos socialistas en Andalucía, pese a las ingentes ayudas europeas y las transferencias de renta, han sido incapaces de situar la tasa de desempleo, siquiera, en el nivel de la media española. En el culmen de esta pésima gestión, Griñán, en apenas tres años de gobierno, ha llevado a la comunidad andaluza a pechar con una tasa de desempleo superior al 30% de la población activa. En cuanto a su función como líder del PSOE andaluz, ha acumulado la mayor pérdida de poder en la historia reciente de la formación. En mayo ya cedió 5 de las 8 diputaciones y todas las capitales de provincia a manos del PP. Desde esta doble perspectiva, el PSOE acude a las urnas exánime. Tanto que incluso la patronal andaluza, la CEA, tradicionalmente equidistante, urge al cambio como un imperativo histórico. Javier Arenas está llamado a la tarea y tiene ante sí el enorme reto de despertar todas las potencialidades de la comunidad más poblada del país.
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