Barcelona

Alguna esperanza queda por Carlos Abella y Ramallo

La Razón
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Acabo de regresar de Barcelona y vuelvo algo más optimista. La suerte aún no está echada y aún es posible que el 25-N MAS pueda ser menos.
Es verdad que en la gran urbe proliferan con aires separatistas las banderas catalanas, pero a pesar de su abundancia en los balcones aún son más los que en su desnudez identitaria proclaman el silencio de la mayor parte de los barceloneses.
Es verdad también que los esfuerzos de MAS se redoblan en su afán de «internacionalizar» su quimera y en ese intento ha llegado a felicitar a Cameron y a Salmond y a convocar a los Cónsules en Barcelona para solicitarles que informen a sus países de la «realidad» catalana. Los profesionales de la diplomacia no necesitamos que nos convoquen y nos digan lo que tenemos que informar a nuestros gobiernos. Ya conocemos las respuestas de Cameron y de Salmond y son de suponer, en la misma onda, los informes de los cónsules.
Mi naciente optimismo se basa en el nuevo ambiente que se percibe entre líneas ante la inoportuna e imprudente ofensiva independentista de MAS en esta Europa en crisis y en esta España agobiada por el desempleo.
Ese nuevo ambiente se puede detectar también entre los que parece que en principio apoyaban esa aventura. Así , para mi sorpresa, y nada menos que en «La Vanguardia» del día 18, a toda plana, se publicaba un importante artículo del catedrático de Derecho Constitucional Francesc de Carreras, titulado «Las 24 horas de MAS», en el que el profesor sale al paso, doctoralmente, de una frívola afirmación reciente del líder de CiU, quien en TV3 el pasado día 15 llegó a decir –con gran rotundidad e ignorancia– que «integrar a Cataluña en la Unión Europea se puede hacer en 24 horas».
Con paciencia y sabiduría constitucional el profesor Carreras ilustra el largo camino legal e internacional que tendría que recorrer Cataluña, y su correspondiente empobrecimiento en ese largo periodo.
También está reciente la contundente franqueza del gran editor Lara. Creo que cada vez son más los que efectivamente piensan que MAS recorre un túnel sin salida. Los que piensan que MAS puede acabar como Ibarreche. Cuando por su cargo él representa la ley, y no le importa conculcarla, el president MAS se coloca fuera de la ley y –como dirían los romanos– «fuera del comercio de los hombres».Y todos sabemos que los catalanes son hombres que por naturaleza entienden bien de economía y comercio. Estoy seguro de que su famoso «seny» les servirá para salir de esa inoportuna encrucijada en que MAS les ha metido.
En esa misma edición de «La Vanguardia» que comento, se da la noticia del establecimiento en Barcelona del mayor banco de China, por considerar a la Ciudad Condal «la mejor plataforma para la entrada de empresas chinas en Europa».Quiero creer que MAS no pretenderá «engañarlos como a chinos».
También creo muy oportuna la reciente declaración de la Conferencia Episcopal titulada «Ante la crisis, solidaridad» y donde se define «el bien de la unidad al mismo tiempo que el de la rica diversidad de los pueblos de España».Esa declaración me hace recordar aquella enérgica afirmación de Juan Pablo II cuando el ínclito –y hoy felizmente olvidado y desaparecido– Umberto Bossi quería separar a la Padania de Italia y algún obispo padano le dio cuerda y alabó el intento. Juan Pablo II reaccionó inmediatamente proclamando: «L`unità d`Italia non si tocca». Pues eso. ¡Somos un país unido 350 años antes que Italia! Así que esos cuatro obispos catalanes que no se han adherido a la declaración de la Conferencia Episcopal ya se pueden ir olvidando de su anhelada y parroquial conferencia episcopal independiente. El Vaticano sería aún mas duro de roer que la Unión Europea.
No me extrañaría que siguiendo a Urkull, y según se acerque el 25-N, quien se ha autotitulado «el instrumento de la liberación de Cataluña», es decir el president MAS, hable menos de independencia y más de cómo solucionar la crisis y el desempleo en su autonomía. La peseta es la peseta y «La Vanguardia», escrita en español, lo demuestra. El «seny» se impondrá de nuevo. Por eso hay que agradecer gestos de apaciguamiento y diplomacia como los de Lara sentando a su mesa al Ministro Wert y al president Mas , con el «seny» por medio.

 

Carlos Abella y Ramallo
Embajador de España