Fútbol
Derechos audiovisuales
Después de dos planes de saneamiento, basados en dinero público para deudas privadas, los clubes siguen sin saber administrarse. Desde que aparecieron las privadas y las digitales, todos se han agarrado al clavo ardiente de la televisión. Se derogaron los artículos de la ley que permitían responsabilizar a los malos administradores. Y, así, el fútbol vive en un limbo fiscal, económico y político, hasta el punto de pretender eliminar ahora la obligatoriedad de la conversión en SAD para competiciones profesionales, inutilidad nacida como base del sistema de 1990, que ahora se aparta sin buscar a los culpables políticos de esta absurda aportación que ha mercantilizado y despopularizado la democracia de los clubes.
Nos quejamos de una Liga para dos cuando esa responsabilidad debe recaer necesariamente en la mayoría modesta que, unida y bien dirigida, podría dominar a los grandes. Sin embargo, un grupo tan numeroso y mayoritario, el G-30, que podría imponerse mediante una buena negociación, se ve abocado a tragar con la fuerza de los poderosos y sumirse en la ruina. Los ricos cada vez más ricos, los pobres, más pobres. Actúan asesorados por manos torpes y caras, pero tragan por su debilidad financiera, y la limosna de hoy no les quita el hambre del mañana. No hay causa de queja cuando el acuerdo es voluntario, pero pondremos el grito en el cielo porque el Barça-Madrid se juegue en lunes, y culparemos al operador de televisión, que perjudica a todos. Sin embargo, nadie dice que no es culpa suya. La potestad del horario y fecha corresponde a la Liga, a los clubes. El Barca-Madrid se jugará en lunes porque los clubes lo han aceptado. ¿Quién manda aquí? ¿Alguien lo entiende?.
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