Al pulpo Paul ni reñirlo

Paul ya forma parte de la historia de los Mundiales. Un pulpo se une así a la lista de animales famosos, en la que se encuentra el perro Pickles, relacionados con la más importante cita futbolística del planeta. Su protagonismo no proviene del hallazgo de un trofeo robado; el pulpo del acuario de Oberhausen es famoso por la predicción de los vencedores en los últimos partidos del Mundial de Suráfrica.Y como a todo lo que triunfa siempre le sale un imitador, han aparecido algunos animales que, según sus cuidadores, parecen vaticinar el resultado de la final. Los pulpos Maradona y Pauline, junto al periquito Mani, son competencia de Paul. Mientras que el pulpo turco Maradona está de acuerdo con el alemán Paul, Mani y Pauline han predecido una victoria de Holanda.El pulpo también compite con predictores menos populares, como el índice estadístico de la FIFA en el Mundial, el Predictor Castrol. Este mecanismo concede a España un 57 por ciento de posibilidades de ganar la final. Holanda tiene 43 puntos según esta medición, que tiene en cuenta el valor de los jugadores de cada equipo según diversas variables como minutos jugados o goles marcados. La predicción aquí está fundamentada, ya que se basa en la estadística y no en el comportamiento animal, basado en instintos y actos no racionales. ¿Algo debe ser racional cuando España puede ser campeona?La selección española disputará mañana su primera final de un Mundial, competición que cumple ochenta años y que vivirá en Johannesburgo su 19ª final. El estadio Soccer City acogerá una final en la que Holanda sí cuenta con experiencia previa gracias a las finales de «La Naranja Mecánica». El equipo español tiene a su favor el pasado reciente de una conquista continental, un estilo de juego sólido, unos jugadores de primer nivel que conocen muy bien el sabor de la victoria, un entrenador que sabe a lo que juega, una afición que vibra con cada jugada... y al pitoniso pulpo Paul.