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Zarzuela hoy sí pero por Arturo Reverter

La Razón
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La zarzuela es por antonomasia un género típicamente español, hijo directo de unas costumbres. La definición de la forma, nacida a mediados del siglo XVII, no llegó, tras un largo camino, hasta mediados del XIX. Es la recuperación de lo auténtico, de lo nacido aquí, lo que determinó su fuerza y pervivencia, tanto en la llamada la zarzuela chica, como en la grande. Una personalidad que actuó como lanza frente a la invasión foránea. Si cualquier forma lírico-musical conocida requiere la unión de texto y pentagrama, la zarzuela, además de solicitar el diálogo hablado, trufado de números cantados, lo mismo que la opéra-comique o el singspiel, exige la conexión localista, la raíz de rango popular, aunque esto pueda venir matizado o estilizado incluso sutilmente –caso de Doña Francisquita–, porque se trata de un género autóctono. No han sido satisfactorios usualmente los intentos de crear una zarzuela actual, como sí han podido serlo los de nuevas óperas, en las que los lenguajes más de vanguardia llegan a encajar sin problemas, con la única condición de que el autor revele talento. Aun así son contadas las óperas de nuestros días que logran una asunción adecuada entre palabra y música y una coherencia narrativa.

No nos imaginamos una zarzuela dodecafónica o atonal; o, situados ya en nuestros días en los que los lenguajes están de vuelta de todo, de músicas experimentales varias. Nos casa más la posibilidad de que, sobre un libreto bien construido, centrado en una historia actual, algunos de los muchos y excelentes compositores que existen en nuestro país puedan desplegar elásticamente una composición musical ecléctica en la que, naturalmente, como es lógico, no faltara la melodía, que habría de circular sobre una línea bien definida y apegada al texto. Hay que buscar y rebuscar para encontrar un sujeto argumental de base; que los hay. Y, desde luego, contar con la sapiencia del creador para encontrar una línea vocal coherente, fundamentada en un idóneo tratamiento de la voz cantada; y hablada.

Arturo Reverter