Hollywood
Repostería francesa de altos vuelos
Denys Granier-Deferre cocina la hipocresía social en «El pastel de boda»
Una vuelta con campanillas la de Denys Granier- Deferre, que vuelve al cine tras veinte años de ausencia con «El pastel de boda», que se ha convertido en la comedia del año en Francia con más de 45.000 entradas vendidas. El filme está basado en la novela homónima de Blandine Le Callet, a quiendisgustó un cambio realizado por el director: «El guionista tuvo la brillante idea de inventar una historia de amor entre la abuela y el cura. La autora se ha sentido un poco traicionada. Le gusta la película, pero no este cambio». La historia se centra en Bérengère (Clémence Poésy) y Vincent (Jérémie Renier), que deciden celebrar su enlace rodeados de sus familiares en un día primaveral en mitad de la campiña, ocasión que aprovechan algunos personajes para romper con los encorsetamientos de la sociedad. «Lo que me parecía interesante es que criticara ciertas actitudes que se dan en estos ambientes tan perfectos; buscan con tanta fuerza que todo salga bien que llega un momento en el que se vuelven bastante odiosos», confiesa la protagonista.
Bodas y funeralesPor su parte, Granier-Deferre afirma que «no es en las bodas donde reina la hipocresía, sino en ciertos ambientes. Hay tanta en los entierros como en los enlaces. Los muertos son genios muchas veces», y añade: «Si uno pasa por la jungla, va a toparse con animales muy distintos, algunos malos y crueles; otros amables, y los hay también hipócritas. La idea era reunir a todos los personajes como en un zoológico y ponerlos bajo un microscopio las 24 horas para que sus cualidades y defectos resaltaran más. Creo que en el mundo real podemos ver a todos los personajes que aparecen en el filme». Sobre la actitud políticamente incorrecta de algunos personajes, el director considera que «es difícil equilibrar maldad y ternura en el carácter de un personaje, si en un momento se cargan mucho las tintas contra él pierde su identidad por completo, y al espectador le cuesta mucho volver a quererlo», puntualiza Granier-Deferre, y añade sobre el vestuario de los actores que «queríamos una película muy elegante, porque es más sencillo estar bien vestido y decir tacos y portarse mal. El mensaje es no hacer demasiado caso a las convenciones sociales y seguir la intuición sentimental, y, sobre todo, dejar el orgullo de lado para que el amor dure más», fórmula que, el realizador, confiesa seguir en su vida personal y asegura, en broma, estar enamorado de cuatro mujeres al mismo tiempo. En el reparto destacan los veteranos Danielle Darrieux, en el papel de abuela de la novia, y Jean-Pierre Marielle, como el sacerdote que casa a la pareja, dos actores emblemáticos del cine francés: «No fueron elecciones casuales, quería tener al mejor intérprete en cada papel. Y también mezclarlos con aquellos con los que no habían trabajado nunca. Cuando cuentas en el reparto con personajes que superan los 80 años, eliges bastante rápido a los actores», comenta con una sonrisa el director. En cuanto al tono de «El pastel de boda» asegura que la visión gala le aporta a la narración bastante más sutileza y ternura que si se hubiera rodado la misma en Hollywood, «pues estamos ante una historia completamente francesa», apostilla.
El oficioDenys Granier-Deferre debe casi toda su experiencia a su intensa carrera para la televisión (entre su anterior filme, «Blanc de Chine», y «El pastel de boda» han pasado 20 años). Así lo explica: «El oficio era el mismo, sólo que para la pequeña pantalla y con menos tiempo para rodar, pero con los mismos actores y con historias bien estructuradas», recuerda Granier, quien define la positiva experiencia como «una escuela de dirección».
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