Educación
Una reforma preocupante por Santiago Carretero Sánchez
No se puede dudar de la buena fe del Ministro de Educación al dictar el Real Decreto Ley de 20 de Abril de medidas urgentes para el sector educativo. Creo que adolece de desconocimiento por lo menos en la parcela de la educación universitaria. El artículo 68 de la nueva LOU se transforma en castigo para los docentes que no han obtenido sexenios. Podría ponerle como ejemplo mi propia Área, Filosofía del Derecho, donde los sexenios se han concedido a un grupo ideológico frente a otro, por el hecho de ser «de la cuerda». Existen intereses económicos, políticos… que este decreto desconoce. No puedo compartir que se «castigue» a los docentes a dar clase. Las reformas tienen que empezarse por los Comités de Acreditación que nombra ese curioso ser público, Aneca. Por ahí debería haber empezado una reforma por la imparcialidad de las comisiones. Eso sería coraje reformista verdadero. Pero como puede ocurrir en la sanidad, castigar a los docentes con una peligrosísima presunción de no ser excesivamente activos es un despropósito. No puede ser que el ministro desconozca este tema, es persona bien informada y el Comité de Expertos que ha nombrado tampoco lo puede desconocer. En esa irregularidad o poca imparcialidad de las comisiones juzgadoras ha residido el mal universitario en los últimos quince años. No se puede empezar una reforma por el tejado. No puede imponerse más docencia sin transformar todo el derecho de promoción, dado que desde las bondades de Bolonia, el profesor tiene que viajar, investigar, hacer gestión….No creo que una reforma pueda tornarse en crear una casta del profesorado inferior, la que sólo da clase, como castigo. Créame que son muchos los compañeros que opinan esto.
Santiago Carretero Sánchez
Profesor titular de la Universidad Rey Juan Carlos
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