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El PP se ofrece a CiU para un gran pacto: Ayuntamiento y Generalitat
BARCELONA- La llegada de Mariano Rajoy ha abierto un nuevo escenario en la política catalana. No hay ninguna dirigente en Cataluña que lo vea más claro que Alicia Sánchez-Camacho. La presidenta del PP catalán cree que ha llegado la hora de estabilizar a los grandes gobiernos catalanes –el de la Generalitat y el del Ayuntamiento de Barcelona– con la presencia de su partido. Ambas instituciones están en manos de CiU y ambas tienen un gobierno en minoría. Sánchez-Camacho se ofrece a dar un apoyo estable a lado y lado de la plaza Sant Jaume, ahora que ya no hay elecciones a la vista (al menos, en los próximos tres años). Pero los nacionalistas catalanes prefieren, por el momento, seguir en minoría y buscar apoyos externos.
Lo cierto es que desde hace un año, ningún partido ha colaborado tanto con CiU como el PP, tanto en la Generalitat como en el Ayuntamiento. A nivel autonómico, los populares han facilitado a Artur Mas la aprobación de los presupuestos de este año y ahora negocian los del año que viene. A nivel municipal, prácticamente lo mismo. De esta manera, el PP ha querido facilitar el cambio y dejar atrás la experiencia de los tripartitos.
Los populares están por la labor de sellar una alianza estratégica de largo alcance con los convergentes por dos motivos: para poner el broche de oro a su normalización en Cataluña (ya gobiernan ayuntamientos como Badalona y Castelldefels) y para demostrar su utilidad desde las instituciones más importantes y no sólo desde otras menos conocidas como la Diputación de Barcelona (donde gobiernan con CiU).
CiU, en cambio, teme el matrimonio con el PP por dos motivos: porque le cierra la puerta para pactar con PSC y ERC y porque facilita y simplifica el discurso de la oposición (Convergència sometida al PP).
Pese a las reticencias de los nacionalistas, Sánchez-Camacho quiere insistir porque cree que en estos momentos se da una oportunidad de oro. «Como ya ha dicho Alberto Fernández, sería bueno y necesaria que pudiese haber un acuerdo de gobierno, un modelo de ciudad en Barcelona, con un pacto de gobierno PP-CiU», dijo ayer la dirigente popular a Efe.
El PP querría trasladar una alianza con CiU también al Congreso de los Diputados porque Mariano Rajoy quiere contar con apoyos para emprender las difíciles reformas que considera necesarias. Josep Antoni Duran Lleida se ofrece a colaborar, pero hay un muro que separa a CiU y PP, el del nuevo pacto fiscal. Los populares creen que hay que aparcar este asunto hasta 2013, fecha en que debe revisarse el modelo en vigor, y los convergentes dicen que es urgente y amenazan con una consulta popular para presionar con la voz de los catalanes.
Así las cosas, CiU parece determinada a seguir su propia hoja de ruta. Es consciente de que va a tener que hacer concesiones (menos embajadas, por ejemplo) si quiere contar con el apoyo del PP, pero todavía no ha descartado cambiar de rumbo y optar por una alianza con ERC, ahora que Oriol Junqueras se muestra tan predispuesto. En el Ayuntamiento de Barcelona, el esquema CiU-ERC no funciona porque no suman mayoría y, por tanto, el PP va a hacer pagar a Xavier Trias un precio cada vez más alto para conceder su apoyo.
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