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Montserrat Caballé: «Vivo pegada al móvil pero no puedo con internet»
Recibe esta noche en el Liceo un homenaje que celebra los 50 años de su debut en el coliseo con «Arabella»
Acaba de terminar un ensayo. Es viernes y se la nota un poco fatigada. «No estoy muy habladora, ¿verdad?», dice mientras conversamos. No es cierto, para nada. Su tiempo está medido, pero sabe cómo lo tiene que administrar cuando se trata de sus prioridades, como su familia, con la que ha pasado estas fiestas de Navidad. Ayer, primer lunes del año, volvió a ensayar. Sabe que la noche de hoy será distinta. Hace cincuenta años, día arriba, día abajo (la fecha exacta es el 7 de enero), debutó en el Liceo, y en España, con «Arabella», una ópera de Strauss nada sencilla. El coliseo ha querido recordar la efeméride con un homenaje por todo lo alto al que acompaña una exposición que recorre toda su trayectoria, y la edición de un triple CD con grabaciones históricas de sus mejores arias en la casa de la ópera catalana.
-No sé si estará nerviosa, pero usted sabe que esta noche va a ser muy especial.
-Los ensayos han ido muy bien y todo me dicen, que va a ser una sorpresa. Y lo que yo les digo a unos y otros es que tantas sorpresas me van a hacer llorar. Supongo que será muy emotivo y que me van a sorprender de verdad.
-¿Cómo se puede sorprender a Montserrat Caballé?
-Con amigos sobre el escenario, viendo a artistas con los que he trabajado a lo largo de mi carrera, sencillamente estando cerca de ellos. Eso sería estupendo, pero es que no sueltan prenda... (se ríe). Me dicen que habrá discursos, yo qué sé... Estoy deseando que llegue el momento.
-Estoy segura de que buenas compañías no le van a faltar. Además, está en Barcelona Juan Diego Flórez precisamente con «Linda de Chamounix» en el Liceo. Imagínese que ésa sea una de las sorpresas...
-Pero él estará cantando y no tendrá tiempo de nada. ¿Flórez?. No me diga usted eso...
-¿Cómo recuerda a la jovencita que hace 50 años debutó en el Liceo y en España con «Arabella»?
-Con una enorme lejanía. Fíjese que parece que ha pasado mucho más tiempo. Lo viví con enorme intensidad. ¡Y de esto hace medio siglo! (se ríe).
-No podía haber elegido una obra más difícil para su debut en el coliseo ni recibir críticas que fueran tan elogiosas.
-Cuando me invitaron a cantar aquí me dijeron que pensara en algo novedoso. Y yo pregunté sin malicia: «¿Para mí o para el teatro?». Acababa de cantar «Arabella» en Alemania, les expuse la idea, porque la tenía fresca, y les pareció estupenda. Me preguntaron también si tenía alguna predilección especial por los cantantes, por el director de orquesta, el de escena. El reparto era una maravilla, con una voces bárbaras y salió redondo para todos. Fue un pleno.
-Y Xavier Montsalvatge le dedicó unas palabras en «La Vanguardia» de esas que no se olvidan. Escribió: «Dos novedades absolutas para Barcelona, «Arabella», de Richard Struss, y la voz de Montserrat Caballé». Y no paró de elogiarla.
-Fue maravilloso. Recuerdo, además, el entusiasmo del público, los ramos de flores, los aplasusos que no acababan y las palabras tan tremendamente elogiosas de Montsalvatge. Ya le digo, redondo.
-¿Qué le pide a este 2012?
-Que todo salga como está planeado: las actuaciones, las giras, la familia, que no nos falte la salud. Y que tengamos un poquito de paz para que podamos subir en esta escalada peldaño a peldaño. 2011 ha sido muy duro y nos merecemos todos que las cosas vayan un poco mejor. Y que España se enderece y apueste por el futuro, que hay mucha gente que ha confiado en un cambio.
-¿Qué título optimista recomendaría para este año que se nos pone un poco cuesta arriba?
-Cantándolo muy bien, que es como se debe hacer, «El barbero de Sevilla» de Rossini. Es una obra que te entusiasma y te puede hacer reír una barbaridad.
-¿Cómo es la abuela Montserrat Caballé?
-Muy feliz. Tengo una nieta, Daniela, con ojos de aceituna que empieza ya a balbucear. Fíjese que tiene solamente cuatro meses y lo único que quiere es ponerse de pie, y se estira.
-¿Le canta?
-Sí, poquita cosa, pero me mira y me mira, con unos ojos...
-Su agenda sigue sin un hueco, señora Caballé.
-Este 2012 se cumple el centenario de Jules Massenet y tengo bastantes recitales que dar por todo el mundo, así como homenajes, conciertos con orquesta. Voy a llevar un buen ritmo. En junio estaré en Madrid en el Arena con un programa popular de zarzuela que cantaré con mi hija.
(Comenta que quizá entonces, su nieta Daniela ya esté a punto de dar los primeros pasos y quién sabe si la trerán a la capital. Dice que le gusta recordar el pasado, pero que no lo añora. De los adioses declaraba en estas páginas hace no mucho tiempo: «Me van a sacar con los pies por delante»).
-¿Le tienta internet?
-No tengo ordenador, ni tampoco tiempo para sentarme con tranquilidad a manejarlo. Yo creo que no ganas tiempo, sino que lo pierdes. Yo, bastante tengo con tocar las teclas del piano y aprenderme las partituras (se ríe). Sin embargo, el móvil es un gran invento. Siempre vivo pegada a él porque me conecta con el mundo en la lejanía: sé cómo está mi familia, puedo resolver asuntos a distancia, hablo con los míos siempre que quiero, resuelvo temas puntuales. Me encanta, pero el ordenador... Puedo parecer muy antigua, pero no puedo con internet.
-También le podría ayudar a estar cerca de sus alumnos...
- No sé... Yo ya estoy pegada a ellos cuando les doy clase. Cada años tenemos unos 200 más o menos en nuestra «Master Class». Me levanto muy tenprano por la mañana, con muchas ganas y estamos hasta las once de la noche, haciendo las consabidas paradas para comer y los descansos. Poseen una fuerza que no hay quien les pare. Después de estas clases algunos de ellos han conseguido contratos en Alemania, Suiza o Austria.
-Es decir, que la cantera se mueve y que hay madera en la ópera.
-Yo conozco muy bien a una generación de cantantes estupendos, como José Bros, su esposa, María Gallego, Ainhoa Arteta, que me parece que poseen unas voces únicas. También he escuchado, por ejemplo, a Mariola Cantarero, que, además de cantar muy bien, es una artista que hace creaciones de sus papeles. Con respecto a mis alumnos de «Master Class», hay un buen puñado que tiene posibilidades.
-¿Y cuándo se sabe que un cantante las tiene?
-Hay que escuchar a muchos, pero hay una receta que no falla: que el sonido que emitan sea sano y no esté forzado. Esa es la clave y ahí te das cuenta de si estás o no delante de un artista.
El detalle
JOSEP, JOAN Y CARLOS, LOS TRES CABALLEROS
Carreras, Pons y Álvarez serán tres de los artistas que pisen esta noche el escenario, pero probablemente no sean lo únicos. El homenaje se ha llevado con el mayor de los secretos para que Caballé viva una noche única, junto a la Orquesta Sinfónica y Coro del Liceo, dirigidos por José Collado y José Luis Basso, respectivamente. A ellos se unirán varios de los alumnos de la soprano. Para Carlos Álvarez será una velada muy significativa, ya que ha estado temporalmente alejado de los escenarios. Tras cantar hace unas semanas en Valencia, no ha querido perder la ocasión de estar cerca de la cantante. Joan Pons, repuesto del percance de salud que vivió en EE UU, volverá así al Liceo. Lo mismo que Carreras. Tres generaciones para una gran dama de la ópera.
Cincuenta años desde «la gran noche»
- Una jovencita que no llegaba a los 30
No era tarea baladí, pero salió muy airosa del empeño. Ya había debutado como Mimí en «La Bohème» en Basilea en 1956. Pero aún no había sentido los aplausos del público de su ciudad natal. La noche de su debut como«Arabella» en el Liceo cantó junto a Rudolf Knoll, Kurt Wehofsschitz, Erik Winkelmann y Elfriede Wild, entre otros. ...artistas.
- De tal palo, tal astilla
Siempre que pueden cantan juntas. La Caballé y su hija estarán este verano en Madrid. Antes, esta noche, Montserrat Martí aplaudirá a su madre en el escenario.
- Querida, premiada y admirada
En 2006 recibió el galardón a toda su carrera, otorgado por la Fundación Teatro Lírico de Oviedo.
- ¿Será Flórez el tapado?
El tenor canta estos días una «Linda de Chamounix» de antología en el Liceo. Puede que la gran sorpresa de este homenaje sea su presencia en el escenario.
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