Estreno
Pena de Penn
Directorn: Paolo Sorrentino. Guión: Umberto Contarello y Paolo Sorrentino. Fotografía: Luca Bigazzi. Italia-Francia-Irlanda, 2011. Duración: 118 minutos. Comedia dramática.
Cruce bastardo entre el Robert Smith de «The Cure» y la Bruja Avería, el cheyenne de Sean Penn pasea su letargo por piscinas vacías y mansiones amodorradas. Difícil saber si Paolo Sorrentino ha querido hacer un comentario irónico sobre el absurdo de la vida privada de las celebridades «has been», aunque la patética interpretación de Penn, con ese hilillo de voz en falsete y las pintas trasnochadas, así parece demostrarlo. Por supuesto, el director de «Il Divo» no se conforma con tan prosaico objetivo y envía a su personaje a las tinieblas de la América profunda, allí donde la vida le impone un reto que le hará despertar de su narcolepsia, a saber: buscar al sádico que torturó a su padre en Auschwitz. Sorrentino parece encontrar en el Holocausto una buena excusa para legitimar esta blanda, falsamente excéntrica «road movie», convirtiendo lo que hasta el momento era una mala película en una película inmoral. Se olvida, de paso, de que para que una fábula sobre la reconciliación y la redención cale hondo, es necesario que los personajes nos conmuevan. Y Cheyenne da pena, aunque por motivos que nada tienen que ver con la empatía.
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