Villaverde
Los secretos del negocio
Son veintitantos portales cercados por dos calles: Potes y Puebla de Sanabria, pero sólo en tres edificios –no se puede dar más pista que dan a la parte de Potes– es donde se mueve este gran centro comercial de Villaverde. La mayoría de las familias llegaron hace más de 20 años a estos edificios de hasta doce pisos de altura (de ahí lo de «las torres») tras el desmantelamiento del poblado chabolista de la avenida de los Toreros
Son, en su mayoría, familias gitanas y «entreveraos» (mezcla de gitano y «payo»), pero las tres grandes familias que mueven este negocio de mercancía robada son españolas. Aunque casi todos los vecinos colaboran en mayor o menor medida con «la causa». Los más pequeños (niños y adolescentes) se encargan de vigilar quién se acerca al barrio y, si es sospechoso y en ese momento hay clientes en las casas, dan «el keo» (el aviso) llamando al portero automático o pegando un grito.
Otros vecinos, a cambio de un porcentaje, hacen las veces de almacén y amontonan todo tipo de artículos en sus casas por si la Policía hiciera registros. Y es que las cabecillas de esta red, «matriarcas» de familias muy extensas, no van a jugársela teniendo en casa productos robados, por eso pagan a otros para que los guarden hasta que les dan salida. En sus casas sólo tienen un pequeño muestrario: un bote paté «gourmet», una paletilla ibérica o hasta un champú. Todo a mitad de lo etiquetado. Si quieres más, te lo traen en cinco minutos de las «casas almacén».
Pero tienes que ser clienta habitual y «de fiar». Al final una compra de 300 euros, les puede salir por menos de cien. Para otro tipo de productos sólo se trabaja por encargo. Ropa, perfumes, juguetes, electrodomésticos o electrónica en general, suele ir «a la carta». Los que se encargan de «ejecutar» el pedido son hijos, primos o sobrinos de estas «matriarcas» y, al contrario de lo que se pueda pensar, sólo se llevan un 40 por ciento de la venta. No está tan bien pagado teniendo en cuenta que hay veces que arriesgan demasiado al descargar una tanda de lavadoras en mitad de la noche y subirlas hasta los pisos.
El bar Renato suele ser punto de encuentro tras una noche de «trabajo». Aquí desayunan y hablan de lo mal que está la cosa. Ya no es lo que era. La crisis también ha afectado y sólo les salva la época de Navidad, cuando sale alguna consola nueva al mercado o si se pone algún producto de moda. Este verano, por ejemplo, con el «merchandising» de la Selección Española hicieron el «agosto».
Los otros Reyes Magos
Conocedores de las dificultades de muchos padres para afrontar con dignidad los regalos del día de Reyes, en cuanto se acerca la época de Navidad, los delincuentes de Las Torres se hacen con el catálogo de juguetes que los centros comerciales y jugueterías más importantes editan en esas fechas. Así, se les puede encargar el juguete dando simplemente su número de referencia. Saben cuáles son los más demandados ese año y dónde no acudir porque están agotados. La carta de muchos niños, en lugar de llegar a Oriente, se queda más cerca del barrio.
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