Murcia
Institutos unidos por Idoia Arbillaga
En Educación llevamos ya dos décadas funestas. Los directores de Enseñanza Secundaria saben mejor que nadie los efectos que la escasez está teniendo. En el Congreso de la Federación de Asociaciones de Directivos de centros educativos públicos (Fedadi), han advertido que «el futuro del país puede quedar seriamente comprometido si ponemos en riesgo la formación y cualificación de los ciudadanos». Los profesores se hallan desprotegidos y, en muchos casos, no se les permite siquiera que los centros informen a los padres acerca de la pérdida de prestaciones que van a sufrir los alumnos. Van a ser miles los grupos cuya ratio podrá ascender hasta los 40 alumnos por clase, lo que, en estos tiempos y con las actitudes de los adolescentes de hoy, supone un verdadero caos en el aula. Serán también miles los profesores de menos. De otro lado, parece que es un problema expulsar a un alumno que arremete contra otro, o falta el respeto, etc. Se presiona a los directores porque «ésa no es una medida pedagógica». Claro, porque muchos padres se quejan, son los que creen que el instituto es una guardería donde tener encerrado medio día –lo que les viene fenomenal- a su hijo problemático. Es imposible dar clase con un adolescente agresivo y provocador en el aula, por eso se le expulsa 3 o más días, para que no perjudique al resto. El profesor pierde cada vez más derechos, si está siendo acosado –se ha dado el caso- por un alumno agresivo, se le sugiere que coja la baja y en el futuro se le aplicará la reducción de sueldo. ¿Por qué ha de ser penalizado y dejar de ejercer la docencia un profesor porque un alumno lo acose? ¿No debiera ser expulsado el alumno hasta fin de curso si es necesario? Cada vez peor...
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