Dos Hermanas

Pelear pedalear por Santiago Talaya

La Razón
La RazónLa Razón

Griñán, previsible; González, desganado; Rubalcaba, químicamente puro con sus rocas metamórficas denominadas cornubianitas; y Alfonso Guerra, trueno, en Dos Hermanas, vestido de nazareno. El mitin había sido concebido para dar el pistoletazo de salida al candidato y a una militancia vencida por las encuestas. Y vaya si sonaron los perdigonazos que González y Guerra dirigieron al PP por el que consideran miserable silencio de la derecha tras la aparente derrota de ETA bajo un gobierno del PSOE. Un argumento explosivo con retardo calculado hasta el debate de esta noche. De nada ha servido pues que Rajoy manifestase el mismo día del comunicado de la banda que no habían existido concesiones, algo, por cierto, que nunca debió decir. Claro que la tentación socialista de incurrir en el mayororejismo se le puede volver en contra. En primer lugar porque lo que en estos momentos preocupa es la EPA y no la ETA. Y también porque la memoria –la misma que se invoca para evocar los años de Felipe y Alfonso– sirve igualmente para recordar que la lucha contra el terrorismo tuvo un antes y un después con la ilegalización de Batasuna durante el Gobierno de José María Aznar. No obstante, sí acierta Rubalcaba cuando busca investirse de la aureola del posibilismo y el pragmatismo socialdemócrata que aportan los nombres del mejor PSOE de los ochenta. Es más, precisamente por ello, la duda es si no se equivoca Rajoy cuando reivindica el supuesto milagro del año 96 pero a la vez prescinde de la mayoría de sus compañeros en aquel gabinete. Porque pareciera como si al final de los tiempos, González le hubiera terminado ganando la partida a Aznar lo mismo que Guerra y Griñán lograban reducir este sábado a Manuel Chaves a la mera condición de oyente. ¿Apariencia o realidad? Lo único cierto es que siempre habíamos escuchado que si queríamos la paz teníamos que prepararnos para la guerra pero está claro que otros piensan que para pelear mejor hay que usar la paz. De momento, en el velódromo de Dos Hermanas no se pedaleó nada y sí se peleó mucho. Uno de los directores de campaña se confunde o pretende engañar al contrario.