Artistas
Cinco años y ningún funeral
Efectivamente, son cinco años escribiendo mi artículo casi diario, aparte de algunas colaboraciones especiales. Esto de la prensa escrita, que algunos le dan menos vida que la de Zapatero en la política, tiene ese aroma romántico del que carecen otros medios. Cuando escribes, aunque sea una vaina, que dirían los cubanos, lo haces en total libertad, sin que nadie te interrumpa, ni corte tus argumentos, como suele pasar en la radio y sobre todo en la televisión. Por ello, la columna es como el teatro para los actores. En un escenario no está ni el dinero ni la popularidad, para eso está el cine y la televisión. Hay estrellas de estos medios que no necesitan para nada hacer teatro, pero terminan sucumbiendo y, aunque sea por poco tiempo, se instalan en un escenario. Otros menos poderosos aceptan papeles infumables, en series o películas, para poder permitirse montar su propio espectáculo y es que, aunque no hay demasiado dinero ni popularidad subiéndose a un escenario, lo que sí puedes lograr es la fama, la buena fama. Esto ocurre con los periódicos. Salvo los grandes toros sagrados, no ganarás para marisco ni jamón, pero la satisfacción es inmensa. Por eso, cuando vuelva en septiembre estaré encantado. Desde ya les digo que sin ser Octavio Acebes o Rappel, les tendré que seguir contando cosas: de Doña Letizia, la Duquesa, la Pantoja, la Esteban, la Campanario, la Baronesa y, no por gusto, de Ortega Cano. Esperen treinta días, que yo intentaré de nuevo interesarles. Y, por favor, no dejen de pararme como hacen a menudo, para decirme que les gustó o lo contrario, éste o aquel artículo. Que te suceda esto por tu trabajo en la radio o en la televisión es lo normal. Lo otro, lo del periódico, ya saben, es como el escenario para los actores.
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