Crisis del PSOE

Puro cinismo

La Razón
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La imagen de los «barones», a su llegada a Ferraz, era insólita. Unos hombres derrotados, incluso en sus feudos más seguros, sin la valentía de coger el toro por los cuernos, y exigir la dimisión inmediata de Zapatero. Sólo esto, con la convocatoria de elecciones generales, podría regenerar el partido y, tal vez, devolver la ilusión al millón y medio de votantes perdidos. Pero, una vez más, se impone el deseo de mantener a toda costa el poder, aunque salten chispas, ante una convulsa Legislatura, que nadie sabe hasta cuándo un Gobierno desautorizado podrá aguantar. En el guión, cada personaje tiene su papel. El incombustible Rubalcaba, cual esforzado titán, al timón de un barco a la deriva. A su lado, Pepe Blanco, verdadero capitán de las entrañas del partido. Ya fuera, de momento, la heroína perdida, Carme Chacón. Su perfecta puesta en escena atisba un paso atrás, para coger impulso. Y en medio del teatro, un Zapatero noqueado. Como el mejor actor trágico.