Las dudas de la UCI

Madrid- Fue la UCI (Unión Ciclista Internacional) la que animó a Contador a que recurriese a un especialista en sustancias dopantes. «Parece una intoxicación alimentaria», le dijeron. Y le recomendaron al biólogo holandés Douwe de Boer. «La concentración de clembuterol encontrada es extremadamente baja», es la primera conclusión del doctor De Boer. Tanto que sólo hay cuatro laboratorios en el mundo que sean capaces de detectar cantidades tan pequeñas. Uno de ellos, el de Colonia, adonde el Tour remitió todas las muestras de orina de Alberto. «Sería razonable contemplar un escenario de una ingesta accidental de esas cantidades por consumo de carne», añade.

La complicación para Alberto es que no quedan restos de carne para analizar la concentración de clembuterol y que el único corredor de su equipo que se sometió al control antidopaje durante esos días fue Alexandr Vinokourov. Pero el kazako tuvo que «conformarse» con la carne que le sirvieron en el hotel. No probó el solomillo llevado desde Irún.

La escasa presencia de clembuterol en la orina de Contador anima a pensar en su inocencia. Como el procedimiento de la UCI. Cuando se produce un positivo, se le notifica al ciclista, a su equipo, a su Federación, se publica y se sanciona de manera inmediata. Después se recurre al contraanálisis si el ciclista lo solicita. Y si el resultado coincide, la sanción sigue adelante y al castigado sólo le queda preparar un recurso convincente que nunca prospera.

La UCI notificó a Contador el positivo y efectuó el contraanálisis sin hacerlo público y sin comunicárselo a la Federación española. Sólo emitió un comunicado ayer después de que desde el laboratorio se filtrara la noticia. Alberto está suspendido temporalmente, pero su caso está siendo investigado. No se le considera un ciclista que haya dado positivo.