Moda
Regalos con alma
Donar un órgano es un acto de generosidad, un regalo que un ser humano hace cuando ya no necesita su cuerpo físico, al que se le añade el amor cuando éste aún no ha dejado este mundo.
Ahora bien, ¿junto con el órgano le damos a su vez un poco de nuestra alma? Si esa alma es luminosa, fantástico. Pero si estuviera sumida en las tinieblas no me gustaría ser receptor. En un mundo tan materialista puede que uno acabe siendo una copia de Frankenstein. Será por eso que el cine ha fantaseado lo suyo a cerca de si con el «órgano» va la energía o algo de aquel cuyo cuerpo habitó en vida humana. En psicología se admite el factor «psicosomático», esto es, las emociones se reflejan o tienen su incidencia en el cuerpo, así como los pensamientos también tienen su repercusión en éste.
El fuego sagrado de la vida tiene alma. Por consiguiente, además de estudiar la compatibilidad biológica estaría bien conversar con el donante antes de aceptar su «regalo». A mí, me gustaría conocer el ADN del alma de esa persona, o si al menos «somos compatibles» pues no querría incorporar karma alguno. Si uno se propusiera ser donante de órganos, haría bien en cuidar de su alma además de cuidar de su cuerpo. Así sí podríamos decir aquello de que el cielo envía regalos con alma.
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