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Nepal abre la puerta a la revolución de las energías renovables
Nepal ha lanzado su primer proyecto para generar electricidad con un sistema híbrido eólico-solar después de que el poderoso viento del Himalaya arruinara la anterior experiencia llevada a cabo en el sector de las energías renovables.
El escenario elegido esta vez es el este nepalí tras el fracaso que supuso en 1989 la instalación de turbinas eólicas en el norte, donde a los seis meses fueron destrozadas por las fuertes corrientes de aire que bajan de una cordillera que es el techo del mundo.
El objetivo de la nueva iniciativa es producir 12 kilovatios diarios mediante turbinas eólicas y paneles solares para proveer de electricidad a la población de Dahubadi, en la que el proyecto ha constituido una verdadera revolución para sus 400 habitantes. "Ahora podemos ver la televisión, cargar cuando queremos los teléfonos móviles y que nuestros hijos estudien por la noche", comentó a Efe Padam Bhadur Rana Magar, un vecino del poblado que explicó que el nuevo sistema tiene un sinfín de otros empleos.
Para proveerse de la que hasta ahora era su principal fuente de energía, el keroseno, los habitantes de Dahubadi se veían obligados a recorrer a pie, en carro o a lomos de burros y caballos los 27 kilómetros que separan al poblado de la carretera más próxima. Cuando se acababa el keroseno, el asunto era más complicado; los vecinos tenían que recurrir en ocasiones a la quema de las heces secas del ganado, y también las humanas, para alumbrarse, calentarse y cocinar, un panorama que se ha acabado con el nuevo sistema.
Dahubadi vive del cultivo de jengibre, que es su principal fuente de ingresos y una planta que hay que secar antes de su venta; hasta la puesta en marcha de la iniciativa el secado se lograba quemando madera pero el proceso ahora lo realizan los paneles solares.
La siguiente innovación será la del acceso al agua potable, que los habitantes obtienen caminando durante quince minutos para llegar al manantial mas cercano pero una vez arrancado el proyecto se confía en que pronto pueda ser bombeada hasta la población.
La institución que financia el revolucionario sistema es el Banco Asiático de Desarrollo (BAD), con base en Manila, en el marco de un programa que incluye también proyectos en otros países del continente como Bangladesh, Mongolia, Filipinas y Sri Lanka.
En Nepal la esperanza es que, de verse coronado por el éxito, el modelo de Dahubadi sirva para aplicar el método en otros 1.000 poblados del país, uno de los más pobres del mundo y donde el 48 por ciento de sus habitantes carece de suministro eléctrico. Esa perspectiva ha inducido a las autoridades de Katmandú, que carecen de línea política en el campo de las energías renovables, a planear la creación de un fondo para el sector, anunció el secretario del Ministerio de Medio Ambiente, Krishna Gyawali.
Pero según fuentes de la entidad financiera promotora de la experiencia de Dahubadi, antes de extender el proyecto a otros lugares es necesario calibrar dónde y cómo se instala el sistema híbrido para evitar fiascos como el de hace algo más de dos décadas.
Un experto del gubernamental Centro de Promoción de Energía Alternativa, Surya Sapkota, explicó a Efe que el peligro es precisamente la capacidad para generar energía eólica que tiene el Himalaya, cuya enormidad puede convertirse en un obstáculo.
"La velocidad del viento para las turbinas no debe superar los 25 metros por segundo cuando en Kagbeni -el poblado donde fracasó la experiencia de 1989-, llegaba a los 80 metros por segundo", recordó Sapkota, en referencia a que este caso el potencial es un problema.
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