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Bob Dylan recubre sus clásicos de oro ante un Poble Espanyol entregado

De «Just like a woman» a «Highway 61 revisited», Dylan aceptó su leyenda y maravilló a sus fieles y veteranos seguidores.

Bob Dylan se negó a ser fotografiado. Aquí, foto de su anterior gira en 2008
Bob Dylan se negó a ser fotografiado. Aquí, foto de su anterior gira en 2008larazon

Barcelona- Bob Dylan es una leyenda, sin duda. Debe ser raro ser él, saber que eres un mito viviente, que la gente habla de ti, te adora, que has marcado sus vidas. Cuando apareces en público ante tus seguidores, ¿cómo has de comportarte?, ¿qué has de sentir? Según lo visto en el concierto de anoche en el Poble Espanyol, nada especial. Dylan continúa siendo ese ser esquivo e indiferente, desaliñado y perdido en su propia genialidad, pero con canciones que te sacuden por dentro y no te sueltan nunca jamás.Inicio con muchos voltiosEl concierto arrancó con mucha fuerza, con ese enérgico toque «honky tonk» que imprime a sus versos y esa aproximación al rock n'roll más vodevilesco salido de los pantanos de Luisiana. Empezó con un clásico, «Rainy day woman nº 1», de negro, con su sombrero arquetípico, de señor andaluz, de color gris. Nada nuevo bajo el sol, y sin embargo tan esperado. Dylan impidió que los reporteros gráficos pudieran hacer fotografías, caprichos de un hombre de 69 años difícil de comprender, pero al músico siempre le ha gustado jugar la carta del misterio y la nula accesibilidad. Tanto daba, «Just like a woman», coreada por todo el público, le deja comportarse como le dé la gana.No faltaron los apuntes a su último disco, «Together through life», pero las relecturas de sus clásicos fueron los que causaron verdadero furor. Siempre estático y frío, como si quisiera evitar el protagonismo, empezó en los teclados y deambuló por el escenario con su famosa armónica o esa guitarra eléctrica que en el 64 revolucionó la música folk. No abandona su espíritu blues, ni sus raíces de los primeros colonos, y aún suena vivo y legendario, Después de 16 canciones y una hora y media de historia de la música, la pregunta era si volverá. Ya se le añora.

Montjuïc también vive la fiebre KissLa montaña de Montjuïc se convirtió ayer en un improvisado festival de música. Junto con Bob Dylan, a escasos metros, en el Palau Sant Jordi, actuaban los maestros del heavy rock más carnavalesco, Kiss. El grupo, liderado por Gene Simmons y Paul Stanley, trajo consigo a centenares de fans cubiertos con sus colores, las famosas pinturas blancas que tapaban su rostro hasta principios de los 80. Llevaron un paso más allá el glam rock de los 70 y se convirtieron en la banda más famosa del mundo a mediados de esa década. Muchos tuvieron que elegir entre ver a Dylan o a Kiss, pero los más valientes lograron repartir el tiempo.