Nueva York

Pedro Cano: «Me gustaría vivir en el interior de uno de mis cuadernos de viaje»

Enredado con los últimos preparativos de la inauguración de la Fundación que lleva su nombre, y que mañana abrirá sus puertas en Blanca, nos reunimos en Murcia con Pedro Cano (Blanca, 1944).

 
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Feliz y un tanto nervioso, el artista nos desvela los últimos detalles de este espacio que albergará el millar de obras que ha donado. También nos matiza que la Fundación tiene que funcionar al margen de él porque «mi trabajo es ser pintor y quiero seguir pintando», afirma.

-¿Cómo surge la idea de crear la Fundación?

-Antes de que surgiese esta idea, mi familia y yo pensamos que sería importante realizar una donación con el material que teníamos. Posteriormente aparecieron la Comunidad Autónoma de Murcia y el Ayuntamiento de Blanca y nos propusieron a mis hermanos y a mí este acuerdo por el cual nosotros nos encargaríamos de hacer los cuadros y ellos afrontarían el lugar donde colocarlos.

-En las mil obras que ha cedido se pueden observar piezas de estos 55 años de trabajo, ¿cómo se siente al tener toda su vida ante sus ojos?

-Son 55 años en los que no ha sido fácil. Hay cuadros vinculados a distintas etapas de mi vida. Obras de mi periodo en Blanca, Madrid, Roma, Nueva York y lo que he pintado por el mundo. También hay cosas que he dibujado en Irán y en otros sitios donde difícilmente podría volver ahora. Ha sido un reencuentro conmigo mismo y la gestión de esto no ha sido fácil porque eran demasiadas emociones a la vez.

¿Cuántas obras inéditas hay?

-Hay mucho material inédito que está en los cuadernos y que no he expuesto en ningún sitio. También he encontrado mucho material que estaba en maletas, en cajones y en carpetas. La verdad es que me ha producido mucha sorpresa y satisfacción descubrirlo de nuevo.

-El que en la Fundación también tengan lugar conferencias, conciertos y talleres, ¿será un motivo para que podamos verle más por esta tierra?

-Sí. Estaré disponible en lo que la Fundación necesite, aunque tiene que vivir con independencia de mi presencia. El día 20 de este mes regreso a Italia, pero en enero vuelvo a Blanca para dar un curso en la Fundación dirigido a personas que no han dibujado nunca. También realizaré visitas guiadas cada vez que pueda.

-¿Qué diferencia hay entre la luz de Blanca y la de Anguillara (la localidad italiana de la provincia de Roma donde reside)?

-La luz de Roma y de Murcia son muy parecidas. Es una luz dorada muy bonita. En cambio la luz de Blanca y la de Anguillara son muy distintas. Blanca tiene una luz muy clara y transparente, en cambio la de Anguillara tiene un matiz mucho más frío.

-¿Se pueden pintar las emociones?
-Hay que intentarlo. Lo que hay que pintar es con emoción. Si uno pinta con gusto y con pasión esto se transmite y te recompensa.

-¿En cuál de sus cuadros le gustaría habitar?

-Más que en un cuadro, me gustaría vivir en el interior de un cuaderno de viaje que tengo de la isla de Patmos en Grecia, un lugar que me gusta mucho. Sería bonito poder abrirlo y sentir que estás ahí. Es un sitio que he amado muchísimo.

-¿Qué le hace feliz además de la pintura?

-Lo más bonito es vivir y el espectáculo que te da la vida. Sentirte vivo, útil, poder hacer algo por los demás y ayudar. También me gusta mucho la música y el cine y reconozco que viajar con pausa es otra de mis pasiones, porque se vive con más intensidad. Creo que el tiempo se va a convertir en la riqueza más grande del ser humano.


«No sé decir que no»
Un recuerdo alegre.
Cuando me dijeron que me iba a Roma con la beca de Bellas Artes.
Un recuerdo triste.
La pérdida de mis padres.
¿Un color?
El blanco.
Una preocupación.
 La enfermedad.
¿Una frase?
Te quiero.
Una emoción.
El mar.
Una comida.
Cualquier potaje de la Región.
Algo pendiente en la vida.
Un viaje a Etiopía.
Una filosofía de vida.
No desees a nadie lo que no quieras para ti.
Lo que admira.
La seriedad.