Ciudad Lineal

«Aléjate que te van a matar a ti»

Los que frecuentan la plaza de la Reverencia, en el barrio de Pueblo Nuevo, conocían a Rulber de vista. El colombiano, de 37 años, mantenía una relación sentimental con Andrea, que trabaja en el establecimiento de pollos asados «Donde Rosalba», situado en la misma plaza y Rulber pasaba mucho tiempo por allí.

El banco donde se sentó Rulber, en la plaza de la Reverencia, estaba ayer lleno de sangre
El banco donde se sentó Rulber, en la plaza de la Reverencia, estaba ayer lleno de sangrelarazon

Ayer, el colombiano se dirigía a comer al restaurante, propiedad de su suegra, junto con Aidee, su compañera de piso. Según fuentes de la investigación, a la altura de la calle Pileo con calle del Elfo, antes de entrar en la plaza, un hombre les abordó por la espalda, apartó a Aidee, sacó una pistola y le pegó tres tiros a Rulber. Eran sobre 15:30 horas y la Policía encontró allí tres casquillos del calibre 22 (de los más pequeños).

El autor de los disparos, según los testigos, era corpulento, llevaba una gorra gris y vestía pantalón y cazadora azul vaquero. Salió corriendo y tras subir a un BMW negro, abandonó el lugar a toda velocidad por la calle Pileo, que atraviesa la plaza.

Rulber llegó malherido hasta un banco de la plaza junto con Aidee, según fuentes del caso. Sin embargo, un testigo presencial asegura que el colombiano salió de comprar una cerveza de unos chinos y tras los disparos llegó solo hasta la plaza. Fue él mismo quien, asegura, se acercó a ayudarle porque vio que perdía mucha sangre y gritaba ««¡Auxilio, me quieren matar!». «Vi el balazo que tenía en la espalda pero sobre todo sangraba por otro del brazo. Me quité la camisa y fui corriendo a hacerle un torniquete pero me dijo: "Aléjate, te van a matar a ti también". Así que llamamos a la ambulancia», explica este ecuatoriano, quien asegura que «el ambiente de la plaza está muy mal, hay mucho trapicheo de droga». «Yo creo que le estaban esperando, alguien debió dar el chivatazo», dice. Según este hombre, pocos minutos después llegaron policías de paisano y se dirigieron a Rulber. «Le enseñaron la placa pero él no se fiaba y les decía: "muéstrame el arma"».

Los agentes ayudaron a Rulber a sentarse en el banco porque decía que le dolía mucho la espalda y le estaba empezando a doler la cabeza. Poco tiempo después llegó el Samur, que tras comprobar la gravedad de las heridas por arma de fuego en la espalda (cerca del cuello y sin orificio de salida) y otras dos en cada brazo, le trasladaron al Gregorio Marañón.

El Grupo X de Homicidios se ha hecho cargo de la investigación. Todo apunta a un ajuste de cuentas por trapicheo de cocaína entre colombianos.