Bruselas
Qué miedo
No se muy bien por qué, pero ayer varios compañeros a los que pregunté su opinión sobre la crisis me respondieron así. Rubalcaba tiene todo el poder y este hombre con poder produce respeto. Sabe mover los hilos, encantar a la Prensa, maniobrar bajo tierra, controlar a los poderes fácticos y deslizarse sinuosamente por donde otros tropiezan. Lo que no quiere decir que sea un ganador nato. De hecho fracasó en su última batalla por Trini frente a Gómez. Pero lo que pierde en las urnas lo logra en los despachos. La derrotada Jiménez es hoy jefa de Exteriores, el Ministerio por excelencia. Trini ya sabe que, amén de a Zapatero, tiene que reportarle también a Alfredo. Igual que Jáuregui. Enviado a las tinieblas de Bruselas por Zeta, enfrentado desde antiguo con Patxi López, ha sido repescado por el vice-number-one como ministro sin cartera. ¿Qué va a hacer con su tiempo Jáuregui? Sólo lo sabe de verdad el nuevo hombre fuerte. Quizás merodear por el norte para ver qué cosa productiva se puede sacar de allí cara a las próximas elecciones. Hay una estrategia en marcha que tiene mucho que ver con ETA. Y de ello depende la continuidad de los socialistas en Moncloa. Al menos es lo que piensan en Ferraz. No así en la calle Génova, donde dan más importancia a la economía y recuerdan que Rubalcaba es ciertamente peligroso, pero que en su currículo brilla más que nada el meritorio cargo de «enterrador» del último Gabinete González. Aunque está claro que este Gobierno es más consistente que otros. Despojado de Aidos, eliminado el maquillaje de la paridad, olvidado el marketing posmoderno, a Zapatero sólo le queda Rubalcaba. Y ya manda más que él.
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