Ceuta
Rajoy recupera las reuniones de alto nivel con Rabat
España y Marruecos abrieron ayer un nuevo capítulo de su relación. Fue una jornada de estreno, llena de buenas intenciones y mejores palabras en la que el presidente Mariano Rajoy volvió a pisar suelo marroquí por primera vez en una década.
RABAT- El jefe del Ejecutivo se vio con la cúpula del régimen vecino, el Rey Mohamed VI y el recién elegido presidente del Gobierno, Abdelilá Benkirán, y se declaró «amigo de Marruecos». Rajoy anunció que está dispuesto a reeditar este año, posiblemente después del verano, la Reunión de Alto Nivel (RAN) que quedó suspendida en diciembre de 2008. El presidente se mostró muy «contento y satisfecho» con el resultado de la «exitosa» visita, su primera salida al extranjero como presidente del Gobierno siguiendo la tradición inaugurada por Felipe Gonzalez. Rajoy apostó por iniciar una nueva etapa en la que se sucedan los encuentros y en la que mande un «clima constructivo y de amistad para mirar al futuro».
Atrás parecen quedar, al menos de momento, los agrios meses pasados en los que el cruce de acusaciones entre el Partido Popular y las autoridades marroquíes acabó en una manifestación contra Rajoy en las calles de Casablanca en otoño de 2010 y que hacía impensable una visita como la de ayer. Durante la intervención ante la Prensa junto su homólogo, que estuvo presidida por el buen humor de ambos, Rajoy dijo que está más que dispuesto a «sumar y a construir» porque son «más las cosas que nos unen que las que nos separan». El presidente respaldó las reformas iniciadas por el rey alauí en el marco de la Primavera Árabe porque España es el más interesado, según dijo, en un Marruecos «estable, democrático y de progreso». Incluso puso a este reino como «ejemplo» para el resto de países del Magreb por estar a la «vanguardia» de la apertura política.
La crisis económica en España y la inestabilidad que vive la región por las manifestaciones populares hacen más fácil que la luna de miel recién iniciada se prolongue en el tiempo. El líder popular hizo hincapié en la necesidad de una «cooperación económica más profunda» y de aprovechar «los activos e intereses mutuos». Al menos 800 empresas españolas hacen negocio en suelo marroquí, el tercer mercado para España fuera de la Unión Europea y el segundo socio comercial e inversor.
Benkirán, agradecido
Benkirán devolvió a su homólogo español el rosario de piropos y lo calificó de «simpático, amable y muy capacitado para realizar la función para la que ha sido elegido». Haciendo gala de la espontaneidad que le caracteriza, el jefe del Gobierno marroquí espetó al traductor tras su parrafada en castellano: «¿Todo eso lo he dicho yo?», mientras Rajoy bromeaba con los periodistas y les decía «apuntad, apuntad».
Benkirán, que se mostró especialmente agradecido porque la primera visita de Rajoy haya sido a Rabat –«es un gesto que apreciamos muchísimo»–, aseguró que «la relación entre España y Marruecos está condenada a ser cada día mejor» y se felicitó de que «el punto de partida haya sido exitoso». «Tenemos todo el camino por delante para trabajar conjuntamente como dos vecinos que buscan el bien el uno del otro», concluyó.
Aunque no era día para entrar en profundidades porque se trataba de una «toma de contacto», según fuentes del Gobierno, sí se trató el tema de la pesca que tanto ocupa a España estos días. Las mismas fuentes aseguraron que el Ejecutivo popular está tratando de que haya «un buen mandato» del Consejo Europeo a la Comisión para que se vuelva a lograr un acuerdo en el seno de la UE. De Ceuta y Melilla no hubo ni una palabra, pero las autoridades marroquíes sí insistieron en su postura sobre el Sáhara Occidental, el punto de fricción habitual entre los dos países. Según fuentes diplomáticas, el Gobierno español insistió en su postura, «que es la de siempre», una solución negociada en el marco de la ONU. La Prensa recibió al presidente «ibérico» con alusiones a su visión «azul» por el interés en los caladeros. «Quieren el pescado y no el tomate», rezaba el titular de un portal de Internet que criticaba el «lobby español» contra los productos agrícolas marroquíes en el marco comunitario.
Rajoy también señaló que habló con su homólogo marroquí de la cooperación cultural, un ámbito en el que Marruecos tenía interés en solucionar algunos problemas de visados a estudiantes que se han producido recientemente.
El encuentro con Mohamed VI se produjo en castellano y se prolongó durante más de media hora en el Palacio de Rabat, donde Rajoy le transmitió un «afectuoso saludo» de parte de Su Majestad el Rey. Los gestos mutuos se sucedieron durante toda la visita. Por primera vez desde las elecciones marroquíes del 25 de noviembre, el islamista moderado Benkirán, del Partido Juticia y Desarrollo (PJD), recibió al jefe del Ejecutivo al pie de la escalerilla del aeropuerto de Rabat con honores militares. El reducidísimo equipo de Rajoy, apenas una decena de personas, llegó en un Falcon haciendo gala de la austeridad que pretende instalar en todas las administraciones públicas. La siguiente parada fue en el Mausoleo, donde hicieron una ofrenda floral ante las tumbas de Mohamed V y Hassan II.
Un viaje «low cost»
Acorde con las medidas de austeridad que está llevando a cabo, el presidente del Gobierno quiso dar ejemplo en su primer viaje internacional. En vez de recurrir al Airbus A-310 que Zapatero solía utilizar en sus desplazamientos al extranjero, decidió volar en un mucho más económico Falcon 900 y con un séquito muy reducido, encabezado por su jefe de Gabinete, Jorge Moragas, y por la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro. Ya en Marruecos, el islamista Abdelilá Benkirán –que se puso corbata por primera vez hace un mes– parecía que llevaba ejerciendo el papel de anfitrión toda su vida. La buena sintonía con Rajoy y la «sinceridad y espontaneidad» del encuentro, según dijo él mismo, marcaron la hora y cuarto de reunión de trabajo a la que siguió un pantagruélico almuerzo. Fue una comida de siete platos: ensalada melada, Mechoui Real, tayín de pescado y camarones al «estilo marroquí», pollo relleno de sémola y pasas, solomillo con aros de cebolla, calabaza con cuscús y, de postre, pastel de leche. El presidente del Gobierno regaló a Mohamed VI una instantánea de arte contemporáneo de una fotógrafa española y a su homólogo, un jarrón de cristal de La Granja. También hubo un presente para la esposa de Benkirán, que habla castellano: un libro de literatura y fotografías de España. A cambio, Rajoy recibió un plato de cerámica tradicional marroquí. Benkirán también hizo gala de sus dotes de mando en el aeropuerto, cuando una avalancha de cámaras de televisión casi tumban a los dos presidentes tras pasar revista a la dotación militar.Tras la intensa agenda, el jefe del Ejecutivo español llegó a Madrid a tiempo para ver el partido de fútbol y antes de marcharse aún se aventuró a hacer un pronóstico para el encuentro: 2-0. No acertó.
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