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«Quiero ducharme comer y buscar novia»

«Quiero ducharme comer y buscar novia»
«Quiero ducharme comer y buscar novia»larazon

Barcelona- «Ya está, Óscar, ya está». Óscar Sánchez, conocido como «el lavacoches de Montgat», ya está en casa. Su suplicio terminó. Tras 626 días encarcelado por un cúmulo de errores, Óscar ha recuperado su libertad. Lo confundieron con un supuesto mafioso uruguayo y no creyeron en su inocencia a pesar de las pruebas exculpatorias. Pero ayer, por fin, pudo reunirse con toda su familia y los amigos que durante meses lucharon por demostrar la evidencia, que era y es inocente.

Óscar alzó el puño en señal de victoria al ver a lo lejos a familiares y compañeros esperarle en la zona de llegadas del Aeropuerto de El Prat (Barcelona). Cuando, acompañado por la delegada del Gobierno en Cataluña, Llanos de Luna, consiguió llegar hasta ellos la alegría dio paso a la emoción. Óscar rompió a llorar y no dejó de hacerlo durante el tiempo que pasó abrazado a los suyos. También repetía, una y otra vez, como si de un mantra se tratase, la misma palabra: «gracias». «Ya está, Óscar, ya está», le recordaban.

Avanzó, arropado, hasta el lugar donde aguardaban los medios de comunicación para arrancarle sus primeras palabras en suelo español. Familiares y amigos se apartaron finalmente y Óscar recobró el aliento para dirigirse a la Prensa. Eran las 15:30 horas, tan sólo media hora después de aterrizar en Barcelona procedente de Nápoles, y menos de 24 horas desde que recuperó la libertad.

«Un poco más hombre»
«Estoy bien», aseguró. Aunque lo sufrido en las cárceles italianas –primero en Roma, luego en Nápoles–, a lo largo de los últimos dos años, no es poco. Vejaciones, insultos, humillaciones, incluso quemaduras de cigarrillos por parte de sus compañeros de celda. Incomprensión, desesperanza, desolación, tristeza por la injusticia cometida contra él por parte de las administraciones y estamentos judiciales y policiales. Y todo, en un país que no era el suyo, en una lengua desconocida.

«Me quedo con lo que he aprendido: a ser un poco más hombre, más disciplinado y a decir que "no"», señaló Óscar en una entrevista a Efe. Asimismo, reconoció que antes de ser detenido decía siempre «sí» a todo. De hecho, su calvario comenzó cuando, creyendo ayudar a un inmigrante indocumentado, vendió su DNI a una mujer. Al parecer, ésta entregó el documento a su pareja y éste, a su vez, a Marcelo Marín, un supuesto narcotraficante investigado por la Justicia italiana, según un informe de la Policía Nacional. «El lavacoches de Montgat» vio cómo Marín suplantaba su identidad y el 5 de julio de 2010 fue detenido por la Guardia Civil como presunto colaborador de un clan de la Camorra napolitana.

Las autoridades españolas entregaron a Óscar a las autoridades italianas, que lo condenaron a catorce años de prisión por narcotráfico y colaboración con la Camorra. La sentencia se basó, entre otras supuestas pruebas, en unas escuchas telefónicas. Los peritos aseguraron, en primera instancia, que la voz grabada correspondía con la del lavacoches. Pero, precisamente, su voz fue la que le devolvió la libertad.

El Tribunal de Apelación pidió dos nuevas pruebas periciales, una lingüística y otra fonética. Los expertos no dudaron en señalar que la voz de Óscar no era la de las escuchas. Mientras una, la del lavacoches, denotaba un acento español peninsular, la otra, la del traficante, mostraba un acento suramericano. Asimismo, mientras Óscar no habla italiano, el mafioso prácticamente lo domina. Tras una breve deliberación, la jueza encargada de la apelación ordenó desencarcelar inmediatamente al español. A las 20:45 horas de anteayer, abandonó la cárcel de Poggioreale, en Nápoles.

A partir de ahora, «haré lo que me diga mi hermano», declaró el lavacoches sonriente. Pero primero toca «ducharse, comer y buscar novia», señaló. El objetivo es asumir lo ocurrido y recuperar la normalidad. «He pasado mucho sufrimiento, ha sido demasiada lucha», apuntó. Algo que le ayudará a volver a su día a día en Montgat es que, al parecer, la empresa para la que trabajaba limpiando vehículos le ha guardado su puesto. Pretende volver a sentirse parte de la sociedad y recuperar la confianza en ella.
De hecho, familiares y amigos nunca dejaron que la perdiera. Lucharon para que la Justicia reconociera su error y declarara inocente a Óscar. Removieron cielo y tierra, contactaron con autoridades políticas y policiales, crearon una plataforma que a través de las redes sociales reclutó el apoyo de los ciudadanos y logró la implicación de los medios de comunicación, cuya presión e investigación ha sido clave para este final feliz.

Durante su encarcelamiento, el lavacoches conoció la dura batalla que se estaba librando en España a través de cartas de ánimo de vecinos e, incluso, desconocidos. A todos, les agradeció el apoyo y cariño recibido. Así lo expresó a los medios de comunicación nada más aterrizar y a cada uno de los vecinos que quisieron darle la bienvenida en Mongat.

 

Apoyo incondicional de su familia
Rosa Funtané fue la primera en abrazar a Óscar Sánchez tras pasar todos los controles del Aeropuerto de Barcelona. Acababa en ese momento la lucha que Rosa y su hermano Jordi iniciaron desde la detención del «lavacoches de Montgat» para lograr su libertad. Rosa creó la plataforma de apoyo a Óscar Sánchez y tras lograr su objetivo, mañana pondrá fin a la iniciativa. «Ha sido una mañana larguísima», aseguró Rosa, pero, «por fin, Óscar es libre». «Estoy muy emocionada», aseguró, exhausta y llorosa. «Necesito tiempo para asimilarlo todo». Eso sí, ya junto a su amigo Óscar Sánchez.