Nos vamos de vinos

A Dios gracias, ya hay muchos sitios en España donde podemos ir de vinos. Los últimos veinte años, en los que se ha mejorado mucho el nivel de vida de este país, han asistido a un declive de la cultura del chateo en detrimento de las cañas de cerveza y de las gaseosas de colorines. Pero se está recuperando el pulso de beber vino por copas en las barras. Resultaba chocante que en uno de los países de mayor producción mundial de vino no se pudiera tomar un vino de calidad, con un cristal idóneo y a una temperatura decente. La cultura del vino mejora día a día, aparecen nuevos espacios que tienen lo enológico como seña de identidad y ya hay camareros brillantes que conocen los secretos de la garnacha y la malvasía. No puede haber mayor felicidad que tomarse un vino en una taberna, lugar de espera de un restaurante, uno de los modernos gastrobares o tantas trincheras para la amistad, la seducción y la buena vida. Dicen que son tres generaciones las necesarias para que alguien se convierta en un señor. Seguramente, estaremos atravesando la segunda de ellas como transición hacia la afirmación definitiva de España como lugar ideal para beber vino en los bares. Nuevas bodegas, precios absolutamente competitivos y ofertas golosas componen el nuevo puzle del vino por copas.