Francia

«Una vida mejor»: Contención neorrealista

Director: Cédric Kahn. Guión: Cédric Kahn y Catherine Paillé. Intérpretes: Guillaume Canet, Slimane Khettabi, Leïla Bekhti. Francia, 2011. Duración: 110 minutos. Drama.

«Una vida mejor»: Contención neorrealista
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Cédric Kahn elude con sensibilidad todos los peligros que acechan el corazón de «Una vida mejor». Por un lado, sabe evitar arrebatos sentimentaloides y elogios miserabilistas; por otro, retrata con eficacia de informe pericial la complicidad de los bancos y los delirios de grandeza del ciudadano de a pie como las dos grandes cabezas de esta serpiente venenosa llamada crisis. Eso sí, es curioso que la economía narrativa de Kahn, que nos coloca en el ojo del huracán –el lío en que se meten un impetuoso chef, su novia y el hijo de ésta al hipotecarse hasta las cejas para montar un restaurante en pleno bosque– en diez, quince minutos de metraje, se relaje en la parte final, cuando las desgracias se acumulan sobre las espaldas del protagonista, un modélico Guillaume Canet.

No estamos tan lejos de «Cathy Come Home» y «Ladybird, Ladybird», dos películas de Ken Loach que, en diferentes décadas, hablaron de desahucios y familias desintegradas por la falta de dinero y el exceso de celo de los servicios sociales. El discurso maniqueo de Loach, que bien puede aplicarse a nuestra época, es filtrado aquí por una angustiosa contención neorrealista, en la que se nos describen los detalles de préstamos bancarios, embargos y sueños imposibles, y sus devastadores efectos en una relación amorosa. Igualmente conmovedora es la segunda parte del filme, en la que Canet tiene que aprender a convivir con su hijo adoptivo en condiciones infrahumanas. Es mérito de Kahn no caer en lugares comunes, aunque la insistencia en el abismo puede llegar a cansar un poco.