Cataluña
Reglamento de extranjería por Carles NAVALES
Por fin se ha presentado el reglamento que desarrollará la Ley de Extranjería. Decir que es fruto de un muy trabajado consenso entre todos los partidos del arco parlamentario. Y decir, también, que recoge uno de los planteamientos que sostienen algunos ayuntamientos catalanes: Badalona, l'Hospitalet y Salt, en particular. El reglamento admite que se tendrán en cuenta los informes municipales sobre el nivel de civismo de los inmigrantes que deban ser regularizados, pero que el ministerio se reserva el derecho a conceder o denegar los permisos; o sea, que tendrá la última palabra.
Que se valore el civismo y el incivismo es de sentido común, pero se presta a un uso arbitrario en función de la posición sobre la inmigración de quien administre la medida, por eso es admisible que el Estado sea quien vele por la equidad de la interpretación.
En 1996, a propósito del número de inmigrantes que había en Roses, el entonces alcalde, Carles Páramo (CiU), declaró a «Diari de Girona»: «El gobernador me debe dos batidas más», y su deseo cinegético-militar fue debidamente correspondido por el, entonces, gobernador civil (PP).
El resultado fue que muchos inmigrantes huyeron de Roses a Sant Pere Pescador, que vio crecer de golpe su colonia extranjera, lo que tuvo por consecuencia que el PSC samperense perdiera las elecciones municipales, pues intentó acoger a los recién llegados como si de personas se tratara; eso sí, tras la derrota electoral éstos rindieron al ya ex alcalde el homenaje más emotivo que pudiera imaginar.
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