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Habrá marcianos en Marte por Lluís Fernández

ESPECTÁCULO En las calles de Nueva York se pudo ver ayer cómo «Curiosity» aterrizaba en Marte. Como en las películas
ESPECTÁCULO En las calles de Nueva York se pudo ver ayer cómo «Curiosity» aterrizaba en Marte. Como en las películaslarazon

MADRID-¿Habrá marcianos en Marte? ¿Invadirán la Tierra con perversas intenciones o, como decía la canción mexicana del filme «Los platillos voladores»: «Llegaron ya y llegaron bailando el ricachá»?
Los marcianos aparecieron en la literatura de ciencia ficción en 1898, en la novela de H. G. Wells «La guerra de los mundos», con la primera invasión marciana conocida. También fijó la tipología de los marcianos: criaturas similares a pulpos gigantes. Es legendaria la versión radiofónica de «La guerra de los mundos» de Orson Welles, que aterrorizó a la ingenua América de 1938 con una invasión marciana.
A nadie debe extrañar que en los años 50, la era dorada de la ciencia ficción, se fijaran las múltiples variantes de alienígenas, que adoptaron la forma canónica de seres con múltiples brazos. Aunque su variante de cuerpo verde enano, con la cabeza desmesurada y la corteza cerebral claramente marcada fue el modelo de monstruo espacial en clásicos como «La invasión de los hombres del espacio» (1957).
El mismo marciano maligno y destructivo que fue recreado años más tarde por Tim Burton en su parodia «Mars Attacks!» (1996), cuya imaginería provenía de una colección de cromos de chicles de la firma Topps de los años 50. Burton tuvo la idea genial de destruirlos amplificando canciones country. También verde pero con un solo ojo de mosca (Bug Eyed Monster), ha pervivido en los tebeos y en su versión amable en «Monstruos, S.A.» (2001), en el personaje verde uniojo Mike Wazowski.
Quien puso de moda los viajes interestelares fue el autor de «Tarzán», Edgar Rice Burroughs, con su saga de 1912 «La princesa de Marte», protagonizada por John Carter, un héroe moderno que prefigura todos los aventureros espaciales hasta Luke Skywalker. George Lucas reconoce la filiación de su personaje con Flash Gordon, de Alex Raymond, que provenía del «Ciclo de Marte» de Burroughs, al que tuvo que cambiarle el nombre por Flash Gordon.
En los años 50, en plena fiebre anticomunista y bajo la amenaza de un ataque nuclear, películas como «Ultimátum a la Tierra» (1951), «Cuando los mundos chocan» (1951) y «La guerra de los mundos» (1953) aterrorizaban a los niños en los cines de sesión continua con invasiones de marcianos. En 1955, Frederic Brown publicó «¡Marciano, vete a casa!», un relato en el que los marcianos son pequeños, verdes, tienen largos brazos y disfrutan insultando y divulgando secretos. Aquí podemos encontrar la referencia posmoderna de los marcianos de «Mars Attack!» y el submundo repleto de monstruosos seres de distintas galaxias que componen la fauna de los «Hombres de negro» (1997). «Independence Day» (1996) y «Fantasmas de Marte» tienen un componente más clásico. Y «E.T.» (1982), un marciano bueno que quiere volver a casa.
En 1950, Ray Bradbury publicó «Crónicas marcianas», una recopilación de narraciones cortas que cambió la concepción de la ciencia ficción y tuvo un gran influjo en la generación beat y en la mística de la juventud contracultural posterior por su visión apocalíptica del mundo. Bradbury describe a los marcianos como humanos pero con los ojos amarillos y poderes telepáticos, con las mismas obsesiones y deseos de los colonos que invaden el planeta rojo. Bradbury era partidario de retomar los viajes espaciales: «Debemos ir a la Luna y preparar una base para disparar un cohete a Marte y colonizarlo». Parece justo que el lugar donde ha «amartizado» la nave «Curiosity», cerca del ecuador marciano, se bautiza como «Estación conmemorativa Ray Bradbury».
David Bowie manifestó la influencia de la ciencia ficción y la llegada de Armstrong a la Luna en su primer éxito: «Space Oddity», con el Mayor Tom perdido en el espacio. Tres años después, Elton John escribió «Rocket Man (I Think It's Going to Be a Long, Long Time)», tomado de un título de un relato de «Crónicas marcianas». En plena era del glam, Bowie escribió «Starman» y se transfiguró en Ziggy Stardust, un andrógino alienígena que viene a la Tierra con su grupo «las arañas de Marte» a traer paz y amor, igual que los travestis de «Rocky Horror Show» (1973), que provienen del planeta Transsexual Transylvania.
Antes que Bowie, y no influido por Bradbury, Billy Cafaro cantaba en español una canción muy popular en 1960, «Marcianita». El estribillo decía así: «Quiero una chica de Marte que sea sincera, que no se pinte, ni fume, ni sepa siquiera lo que es rock and roll. Marcianita, blanca o negra, espigada, pequeña, gordita, delgada, serás mi amor».