Estreno

Tres mujeres cantan para Quim Gutiérrez en «Una hora más en Canarias»

Después de escribir "El otro lado de la cama"y dirigir "Días de fútbol", el cineasta David Serrano sigue apostando por la comedia de situación en "Una hora más en Canarias", un cóctel de humor, amor, mentiras y música en el que Angie Cepeda, Juana Acosta y Miren Ibarguren beben los vientos por Quim Gutiérrez.

Tras pasar por el Festival de Cine de Málaga, este viernes se estrenará en España esta "comedia romántica al estilo americano con presupuesto hispano", en palabras de su director, en la que la mezquindad se pone sin tapujos al servicio del éxito sentimental.Con este fin, Serrano junta en Tenerife a dos hermanas colombianas -interpretadas por Cepeda y Acosta- que tejen una intrincada trapisonda para que Pablo deje a su novia, una loba con piel de cordera a la que da vida Iberguren."Una hora más en Canarias", que se presentó hoy en Madrid, apuesta entonces por personajes con pocas concesiones a la generosidad o, desde luego, a la sinceridad."Es la visión que tengo del ser humano. No es muy positiva, la verdad. Pero sin mezquindad no hay enredo", explicó hoy David Serrano en la presentación de su tercera película como director.Y ahora, hace girar su filme alrededor de la paradoja de ese personaje central que, pese a las mujeres despampanantes que le pretenden, "no se considera un seductor, sino que sufre pasando de una mujer a otra", explicó Gutiérrez.El actor que se diera a conocer en "AzulOscuroCasiNegro"se mueve con comodidad en un género al que aportan "un guiño al culebrón"las presencias de Angie Cepeda y Juana Acosta, y al que también se suman las interpretaciones de Isabel Ordaz, Kity Mánver y el humorista argentino Eduardo Blanco."He trabajado con el dream team de la comedia", aseguró un orgulloso Serrano, que tras el pinchazo de "Días de cine"vuelve con mayor énfasis en el tratamiento estético para ofrecer un entretenimiento refrescante de verano, sin mayor pretensión que la de que "la gente se ría, se lo pase bien"."Mis anteriores películas estaban más pegadas a la realidad, sin embellecer nada. Este es mi filme más cuidado visualmente", aseguró.Y así, aunque con su sello inconfundible de combinatoria amorosa, Serrano reconoció un amplio abanico de influencias, especialmente "Las señoritas de Rocheford", de Jacques Demy, en cuestión musical y estética, así como "Melodías de Broadway 1955".Por eso, y al contrario que en "El otro lado de la cama", esta vez decidió doblar a algunos actores en las canciones para conseguir un nivel vocal óptimo y apostar por un toque mágico sin que el espectador se pregunte, cómo sí hace el protagonista de la película, aquello de "¿qué me estás cantando?"."El musical te permite jugar mucho y establecer otro tipo de relación con el espectador, que te puede comprar otras cosas", concluyó.