Congreso Extraordinario del PSOE
Bolsa de gatos
Las primarias fueron el espejismo americanizante de un PSOE embarrado y ante la complicada sucesión de Felipe González. Aquello quedó en una intriga del peor jaez y desde el núcleo duro socialista se filtró a los medios de comunicación un presunto roce corrupto de Josep Borrell para arrojarlo a la tinieblas exteriores. La torpeza de Almunia, aliado con los residuales comunistas, forzó otras primarias de las que emergió un desconocido audaz: José Luis Rodríguez Zapatero, triunfante frente a la seguridad pachorra de José Bono. Pero esas elecciones previas no pertenecen a la cultura socialista, es más, a ninguno de nuestros partidos políticos. Vivimos en una partitocracia y prima el «comité central» un poco soviético, la cocina resguardada y el dedazo del «chef». Hoy, quien fuera elegido en unas primarias, no las quiere para los socialistas madrileños. El Partido Socialista de Madrid siempre ha sido una bolsa de gatos, compendio de arañazos, mordeduras y aullidos, porque tal algarabía puede corresponderse con la ambición, pero también con la libertad de criterio. Tomás Gómez no ha sabido darse a conocer, pero lo ha logrado siendo el primero en desafiar a la autoridad de su secretario general y actual presidente del Gobierno. A la postre éste es un pulso con los brazos partidos, porque ni él ni Trinidad Jiménez, cuya gestión en el Ministerio de Sanidad va de la gripe que nunca existió a la prohibición de chucherías a los niños, puedenvoltear a Esperanza Aguirre. Falta de entendimiento que se cierra con la ausencia de sintonía entre el vicesecretario y la secretaria de Organización del PSOE. Madrid es de derechas y se están peleando sobre quién se alza con la derrota.
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