Los Ángeles

Bar Refaeli: «Soy una friqui de la tecnología»

Bar vive en Los Ángeles, pero pasa gran parte del año al otro lado del charco. Aprovecha sus compromisos europeos para regresar al país que le dio su primera oportunidad como modelo. Fue a los 11 años, en Israel, y desde entonces sus pecas han recorrido el mundo.

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El sábado visitó Barcelona para presentar la nueva televisión de LG «3D Cinema», pero antes, como cualquier «celebrity» con relevancia, se pasó por el Festival de Cannes. Allí disfrutó del champán francés sin Leo DiCaprio, del que, después de seis años de relación, se ha separado hace menos de quince días. Él optó por otro tipo de diversión a bordo de un yate de lujo. Los dos prefieren guardar silencio.

–¿Esta vida nómada, de viaje constantemente, le ha pasado factura en su vida privada?
–No creo. No es tan complicado mantener una relación a distancia. Es fácil si te lo propones. Ahora me siento muy a gusto, estoy muy bien y mi corazón también.

–¿Pero ser «top model» no la somete a demasiada presión?
–No me puedo quejar, aunque es una profesión que tiene muchos ángulos. No es tan glamurosa como parece. Hay mucho trabajo. Te pasas el día viajando, preparando maletas, fuera de casa. No es sencillo, pero también tiene un lado muy bonito y que te aporta.

–Su profesión también implica mantener una figura siempre perfecta. ¿Lleva un régimen muy estricto?
–Nunca he seguido una dieta. Tomo lo que quiero. Si me apetece un dulce o una hamburguesa, me los como, pero no todos los días. Prefiero los alimentos que me hacen sentir ligera y evito las frituras.

–¿Cambiaría alguna parte de su cuerpo?
–El tamaño de mis pies. Son demasiado grandes. Pero jamás tocaría mi sonrisa, es lo que me caracteriza.

–Empezó a trabajar muy joven. ¿Alguna vez imaginó que llegaría a ser una de las modelos más deseadas?
–Mi madre siempre me dio las herramientas necesarias para pelear mi lugar en el mundo y, sobre todo, para creer en mí. Nunca dudé de mis capacidades. Sabía que si trabajaba por lo que quería, llegaría a lo más alto. No me esperaba tanto éxito, pero tampoco temí no alcanzarlo. Ha sido un proceso natural.

–Trabaja con grandes firmas de moda y ha sido portada de numerosas revistas. ¿Algún diseñador se le resiste?
–Quedan pocos, he tenido suerte. Por ejemplo, acabo de colaborar con Escada en su nueva fragancia y se trata de una de las firmas que más admiro. Lo cierto es que cualquier modelo sueña con trabajar paralos grandes. Armani, Gucci o Louis Vuitton son gurús para cualquier modelo.

–Si en unos años tuviera que abandonar su carrera, ¿a qué le gustaría dedicarse?
–Es difícil saberlo, pero creo que sería arquitecta. Siempre me ha gustado todo lo relacionado con el hogar y el interiorismo.

–A sus 25 años, ¿cómo ve los movimientos juveniles que se están produciendo en todo el mundo, y, en especial, en Oriente Medio?
–Es muy positivo que los jóvenes tomen las riendas de sus vidas y luchen por sus ideales, por lo que creen que es justo. Es más, es fantástico que si ven que su país necesita un cambio se alcen y hagan algo. Me parece admirable.

Entre copas «con mis amigos»
Bar Refaeli pasa poco tiempo alejada de las pasarelas y del mundo de la moda, en especial, de las sesiones fotográficas. Aun así, cuando encuentra un hueco «llamo a mis amigos para que vengan a casa a disfrutar de una buena película y una copa de vino», explica la israelí. Bar, como cualquier veinteañera, se declara «una friqui de la tecnología. Me compro todo lo que sale. Reconozco que es mi punto débil, siempre caigo en la tentación». Otra de sus facetas menos conocidas es su afición por los fogones. Todavía no cocina grandes platos, «no me considero una gran chef, pero estoy dando clases para sorprender a mis amigos la próxima vez que vengan a casa», añade la modelo.