Francia
Anorexia desde el parvulario
La bulimia y la anorexia ya no suponen un pantanoso terreno acotado a adolescentes. La edad de inicio ha bajado. Y mucho. En Reino Unido esto comienza a ser un problema preocupante. Según publicaba el rotativo «The Sun», el sistema británico de salud ha atendido en los últimos tres años a al menos 2.100 menores de 16 años por este tipo de desórdenes. De éstos, 400 tenían entre 10 y 12 años; 99, entre ocho y nueve años; y, lo que parecía imposible, 98 tenían entre 5 y 7 años.
A la hora de señalar los motivos de esta disminución, las asociaciones británicas que tratan estos trastornos apuntaban a la moda de la «talla cero». «Las chicas ven las fotos en revistas de mujeres extremadamente delgadas y piensan que deben ser iguales. La imagen corporal parece estar influyendo en los niños más pequeños en la última década», afirmó Susan Ringwood, responsable de la asociación B-eat. Y añadió: «Los niños están recibiendo mensajes muy perniciosos».
¿Es extrapolable este problema en nuestro país? Asociaciones que tratan estos trastornos afirman que la falta de datos respecto al número de casos es preocupante. «Cada vez que nos reunimos con la Administración, pedimos datos oficiales y no se nos dan», afirma a este diario Juan Luis Rodríguez, presidente de la Asociación Valenciana para la Lucha contra la Anorexia y la Bulimia (Avalcab). Con todo, la experiencia de esta organización, que atiende cientos de casos al año, es significativa. Por un lado, atienden cada vez a jóvenes en edades más tardías. Pero por otro, también se encuentran cada vez con niños más pequeños. En 2010, un 3,5 por ciento de los casos atendidos afectaba a menores de menos de 10 años. «Estos trastornos son cada vez más conocidos y se han ido extendiendo en la sociedad. El problema se ha agrandado y eso ha afectado también a las edades más tempranas», dicen desde Avalcab. Una de las pautas que no ha cambiado es el hecho de que las chicas son mayoritariamente las más afectadas, con una proporción aproximada de 90 a 10 con respecto a los varones, de acuerdo con la experiencia de este centro.
De hecho, los expertos tienen que tener cuidado a la hora de informar a los más pequeños sobre estos problemas. «No damos charlas informativas a menores de 18 años sobre las formas en las que se puede provocar el trastorno porque puedes aportarles ‘‘pistas''. Puede empezar como un juego y terminar en una realidad», comenta Rodríguez. Así, cuando se trata este tema con niños, en actos organizados en los colegios, «nos dedicamos más a hacer talleres en los que promovemos la autoestima y la búsqueda de valores. Ponemos en sus manos herramientas sociales: como ilusionarse con los estudios, si algo va mal, que busquen ayuda de inmediato, etc.»
Menos del 50% de los casos
No puede achacarse a un solo factor la disminución de la edad de la bulimia y la anorexia que, como recuerdan los expertos, ocupan menos del 50 por ciento de los casos de trastornos alimenticios detectados, entre los que se incluyen también la ingesta compulsiva o la «vigorexia». Sin embargo, a la hora de encontrar factores influyentes, sí que puede decirse que la mitad responde a cuestiones genéticas y la otra mitad a elementos «ambientales», como son la familia, los amigos y los medios de comunicación. Sobre este último aspecto, dicen en Avalcab, destacan negativamente las webs en las que chicos y chicas pueden encontrar instrucciones precisas de cómo adelgazar por la vía más rápida y peligrosa.
Y esos patrones de moda que denuncian en Reino Unido, ¿tienen parte de culpa? «La moda, las revistas e internet son cada vez más vistos por personas más jóvenes, sobre todo porque el entorno social de los adultos lo facilita», afirma Rodríguez.
«Las firmas no tienen que ver»
El mundo de la moda se ha visto más de una vez en el ojo del huracán por la hipotética relación que pueden tener sus patrones con el aumento de estos trastornos entre los más jóvenes. «Creo que es una cuestión educacional y que la responsabilidad está en manos de los adultos, conscientes de que la estética tiene que ir por encima de la salud», afirma a LA RAZÓN el diseñador Miguel Palacio. Por eso, Palacio cree que «las firmas poco tienen que ver. La influencia tiene que venir a través de la educación y el sentido común».
Y es que, afirma el diseñador, se sobredimensiona el influjo que puede ejercer el mundo de la moda. «La industria en sí no es más que el reflejo de lo que la sociedad demanda. No impone nada. Se adapta a las necesidades de cada momento. Existen tantas ofertas y variedades que, aunque quisieran manipular a la gente, jamás podrían. Después, que cada uno piense lo que quiera», concluye.
Las niñas, bombardeadas por el culto a la imagen
Un rol inapropiado en la publicidad
La polémica sobre el tratamiento de los menores en revistas de moda tuvo su punto álgido con las fotografías publicadas por la edición parisina de la revista «Vogue» el pasado mes de enero. Thylane, Lea y Prune fueron las protagonistas de un especial regalos. Las niñas, de apenas cinco años, posaron en una actitud provocativa y con modelos de Versace, joyas de Bulgari y zapatos de Balmain. Las imágenes no pasaron desapercibidas y abrieron un debate en Francia acerca de la utilización de menores con fines publicitarios y, sobre todo, cuando se les otorga un rol inapropiado para su edad.
Medidas imposibles
Los tiempos de «Mariquita Pérez» y las muñecas «Peponas» pasaron a la historia. Un paseo por la planta de juguetes de cualquier gran superficie sirve para darse cuenta de que los gustos y los patrones han dado un giro de 180 grados. Un ejemplo lo tenemos en las «Bratz». Gracias a su aspecto moderno, urbano y desenfedado, estas muñecas han puesto en serios apuros a las que hasta ahora eran reinas indiscutibles en el mercado: las Barbies. Además de por su indumentaria, marcada también por la escasez de centímetros de tela, destacan por su constitución: cabezas grandes, cinturas estrechas y delgadez extrema.
Sus heroínas, guapas y muy delgadas
Juguetes, libros, ropa videojuegos y dos películas. La serie animada italiana «Winx Club» ha trascendido la pequeña pantalla para convertirse en un fenómeno multidisciplinar. Estas adolescentes, guapas y con mucho estilo a la hora de vestir, acuden a una escuela de hadas situada en el mágico mundo de Magix y tienen como enemigas a las aprendices de la escuela de brujas. La delgadez de las protagonistas tampoco pasa desapercibida.
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