Valladolid

Paraguay a su ritmo

Disputará la final ante Uruguay tras su quinto empate en cinco partidos / Venezuela cayó en los penaltis 

Justo Villar detiene el penalti decisivo, el único que no se marcó, a Lucena en la semifinal contra Venezuela
Justo Villar detiene el penalti decisivo, el único que no se marcó, a Lucena en la semifinal contra Venezuelalarazon

Paraguay tiene el dudoso mérito de no haber ganado ninguno de los cinco partidos que ha disputado en la Copa América. Ha empatado todos y en los dos últimos no ha sido capaz de marcar un gol. Pero Brasil y Venezuela se apartaron del camino del título sólo por dos razones: porque Paraguay sabe tirar los penaltis y porque tiene al mejor portero del torneo, Justo Villar. Sólo Muslera le discute el «título». El de Villar es uno de los milagros paraguayos. Después de algunos años aparcado en el banquillo del Valladolid, nadie discute su titularidad en los grandes campeonatos con su selección. Fue titular en el Mundial y ahora en la Copa América, es el capitán y va camino de convertirse en héroe nacional. En la semifinal contra Venezuela (0-0 y victoria paraguaya en los penaltis) tuvo además la ayuda de los palos, que llegaban donde no llegaba él. Como en una falta lanzada por Arango en la prórroga en la que al guardameta paraguayo le sobró vista y le faltaron reflejos.
Paraguay no ofreció nada más que resistencia al enfrentarse a Venezuela. Una costumbre en esta Copa América. La dureza de su carácter le impidió echar de menos a Santana, expulsado por dos tarjetas amarillas. O a su entrenador, el «Tata» Martino, y a su ayudante, expulsados uno detrás de otro. Los paraguayos tienen confianza en sí mismos y en su estilo. La que le faltó a Lucena, el mediocentro venezolano, en la tanda de penaltis. Suyo fue el único error que castigó con demasiada dureza a su selección. Venezuela ha crecido lo suficiente como para poder mirar a todos sus rivales a la cara.
Paraguay no necesita mirar a nadie a la cara. Sólo necesita los penaltis. Tras el partido, se engancharon a puñetazos los dos equipos en una batalla que ya no tuvo ganador.