Barcelona

Messi se agranda sin gol

Los genios lo son porque convierten lo ilógico en natural. Messi anunció sus intenciones en el primer momento. Un córner llevó la pelota hasta la pierna izquierda del argentino con poco ángulo para el disparo y menos ganas de centrar. Su lanzamiento se estrelló en la cara interna del poste de Casillas. La exhibición acababa de empezar.

Messi se agranda sin gol
Messi se agranda sin gollarazon

Iniesta y Xavi tocan en el centro del campo, pero la defensa del Madrid no se descoloca hasta que el argentino agarra la pelota. Una simple pared, un arma tan antigua como efectiva, es capaz de inutilizar todas las horas de estudio de Mourinho. El argentino llega a tocar en el centro del campo, tira la pared y comienza el movimiento. Los veinte jugadores que se movían en un espacio de treinta metros como si les atravesara una barra de futbolín empiezan a desperdigarse por el centro del campo. Así, Xavi puede recibir sin presión en el lado derecho y ver la llegada de Villa al área por el costado contrario. El pelotazo cruzado origina el segundo gol azulgrana que remata Pedro.


A esas alturas, el Barcelona ya había comenzado su rondo, pero Messi todavía no había demostrado que es el mejor del mundo. Si Iniesta y Xavi tocan, él se mueve para buscar el desmarque. Aporta la velocidad que necesita el Barcelona. Y si en el área no encuentra sitio, se retrasa para hacerse un hueco a golpe de regates imposibles. Si tampoco funciona, busca a sus compañeros con pases a la espalda de la defensa. Como los dos que regaló a Villa para el tercero y el cuarto. A Messi no le hace falta marcar para ser decisivo. Los tantos caían a favor del Barcelona, pero él nunca se permitió buscar el suyo. Siguió jugando para ganar. Su único error fue tirarse al suelo tras un presunto codazo de Carvalho. Iturralde castigó su actuación con una amarilla.


Messi jugaba contra el Madrid apoyado por diez compañeros. Cristiano Ronaldo se enfrentaba solo a la defensa del Barcelona con la lejana ayuda de Di María. Pero el portugués no resultó intrascendente en el partido. Suyas fueron dos de las mejores oportunidades del Real Madrid en dos lanzamientos de falta.


El «7» madridista se resistía con fútbol y con lo que fuera necesario. Y él solo, con la ayuda de Guardiola, provocó el único momento de reacción del Real Madrid. El entrenador azulgrana quiso desmentir su fama de elegante y amagó con devolverle un balón para lanzarlo lejos poco después. La respuesta del portugués fue un empujón que desencadenó la locura. Todos contra todos. Por querer provocar a Cristiano a punto estuvo Guardiola de descentrar a su equipo. Es parte de la grandeza de Ronaldo. Por eliminarlo, hasta Guardiola es capaz de cualquier cosa.


Cristiano también provocó un penalti al borde del descanso. Valdés se lo llevó por delante, pero Iturralde no lo vio. Fue la última amenaza del Madrid. Si la derrota no hubiera terminado siendo tan escandalosa, el partido del portugués hubiera terminado empate a cero, porque no marcó, pero Messi tampoco. Leo acabó 5-0.