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Fútbol golfo por Julián García Candau

La Razón
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Nos faltaba inventar la sesión golfa del fútbol y ya la tenemos. Nos han anunciado partidos a las once de la noche, lo que quiere decir que los encuentros comenzarán un día y acabarán en el siguiente. El calendario ya tenía suficientes anomalías, como la de disputar partidos en sesión continua, a las doce de la mañana del domingo y acabar la jornada en lunes y, ahora, vamos a rizar el rizo con el horario que, en pleno agosto, favorecerá la salud de los futbolistas, pero dificultará el desplazamiento de los aficionados desde localidades cercanas o barrios del extrarradio. El horario impedirá la asistencia de jovencitos y más aún de niños. Los horarios de los medios de transporte públicos no parece que vayan a acompasarse de modo que se puedan satisfacer las necesidades de quienes acuden al fútbol sin vehículo propio.
El fútbol nocturno, en ciertas ciudades tenía la ventaja de que facilitaba la noche joven a quienes no tenían prisa por regresar a sus domicilios. Es más, en algunos casos era la excusa para echar una cana al aire.
El fútbol se ha convertido en una parrilla de televisión. Para ciertos clubes es uno de los medios económicos más sustanciosos del que abastecerse. Para la mayoría de los clubes de Primera, el mismo negocio seguirá siendo una humillación, porque un par se llevan el manso y la camada y para el resto quedan los desechos de tienta y cerrado. Pero es lo que hay, porque hay dieciocho que tragan.
Posdata. La madrugada no es nueva. La inventó Laporta en tiempos en que su vicepresidente, Alfons Godall, no llamaba mercenarios ni apátridas a los futbolistas internacionales del Barça.