Londres

«Al baile contemporáneo lo llamo hacer la croqueta»

Ya no tiene tiempo ni para deshacer las maletas. Tras estrenar «El lago de los cisnes» en el Teatro Calderón de Valladolid, el bailarín, junto a su compañía, se fue a hacer las Américas, primero en el Met neoyorquino y después con una gira por EE UU. Ahora vuelve a casa, pero no para descansar. Tres programas en Los Veranos de la Villa y su «Lago» en La Zarzuela lo retendrán hasta mediados de septiembre por estos lares. 

«Al baile contemporáneo lo llamo hacer la croqueta»
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-En Los Veranos de la Villa presenta un repertorio muy variado. ¿A qué responde esta programación?
-Hemos querido hacer una recopilación de estos tres años, que han supuesto la consagración de la compañía. Son los mejores ballets que existen hoy en día en el repertorio. Al haber bailado en el American Ballet durante 17 años, y como invitado en el Royal de Londres, en la Scala de Milán, en el ballet de Tokyo, en el de Australia... he seleccionado lo mejor de cada compañía y lo he traído a Madrid.

-Dirige una compañía de ballet clásico. ¿Hay algo en este programa más contemporáneo?
-Casi siempre comienzo con una clásica pura. Es la firma de la compañía. Están «String Sextet», «Bruch Violin Concerto» y la «Suite de Raymonda», el clasicismo por excelencia. Terminamos con neoclásico. No llegamos al contemporáneo, lo que se dice zapatillas de media punta, rodar por el suelo y hacer el baile de la croqueta, como yo lo llamo. Sí mostramos al público la transición de la danza clásica en todas partes del mundo. En cualquier compañía tienen un repertorio clásico y otro más innovador, sin llegar a romperse la camiseta, ponerse a chillar o tirarse por el suelo desnudo, algo que yo no considero danza.

-Con esa opinión le habrá alegrado la marcha de Duato de la Compañía Nacional de Danza.
-La situación de la CND es muy delicada. El escándalo que se produjo hace 20 años cuando se transformó la compañía de clásico a contemporáneo se va a repetir al contrario. Los bailarines de clásico se pueden reciclar al contemporáneo, pero no al revés. Van a tener que despedir a todos y contratar otros. Va a ser muy triste. Lo que nosotros ofrecemos es que parte de la subvención de la CND se derive a nuestra compañía, en lugar de darnos una de 120.000 euros, cantidad que se va en zapatillas de punta en un mes. Nos hemos reunido con Félix Palomero en dos ocasiones y en otra con la ministra para exponerles esta propuesta.

-¿No cree que algunos pueden ver un interés lucrativo en esta propuesta?
–Hay un gran desconocimiento sobre nuestra compañía: aunque surge de una iniciativa privada, pertenece a una fundación, no es mía. No la he creado para lucrarme, sino para que en España haya clásico de calidad. Podría haber continuado con el American hasta los 40 años, haberme retirado con mucho dinero, crear una escuela o dirigir en el extranjero, sin embargo, he dejado aparcada mi carrera.


Estrellas en el «exilio»
Corella hace balance de estos tres años: «Cuando pusimos en pie "La Bayadera"en el Real, hubo mucho critiqueo porque fue impactante. Natalia Makarova, la coreógrafa, dijo que en la vida había visto una "Bayadera"así. Eso me hizo sentir muy bien porque mucha gente aseguraba que una compañía de clásico no se monta de la noche a la mañana. ¡En algún momento habrá que empezar!». Aun así, queda pendiente rescatar a la generación de estrellas en el «exilio». «He hablado con gente como Lucía Lacarra, Alicia Amatriain y José Carlos Martínez y sé que, en cuanto puedan, vendrán. Sin embargo, las declaraciones de otra gran bailarina me han sorprendido. No tengo acritud contra ella, porque es una las grandes y hemos compartido escenario. Me he hartado a bailar y no tengo problemas en dejar a otros. No siempre es así: muchos no aparcarían sus carreras por ayudar a los demás, y esperan a que se lo den todo hecho». El coreógrafo no da nombres, pero, sin duda, habla de Tamara Rojo.