España
Amistades peligrosas por Martín Prieto
Son los hechos los que demuestran que es el PSOE el partido que mejor, y con mayor provecho, ha practicado la corrupción en España. Estas elecciones son la última oportunidad de regenerarse
E n el Ministerio de Interior de José Luis Corcuera organizaba la intendencia mental el malogrado Santiago Álvarez, que sostenía una tesis audaz: la línea editorial de los medios informativos privados debía corresponderse con los resultados electorales de los partidos políticos. Ergo, si el PSOE contaba con mayoría absoluta, la tropa informativa debía acudir en socorro. Siempre supuse que estaba de joda porque era muy simpático. Luego, Corcuera se empeñó en derribar uno de los pilares de la civilización occidental como es la inviolabilidad del domicilio permitiendo a la Policía tirar la puerta de nuestras casas sin mandamiento judicial. Confieso que ahí ya los dedos se me empezaron a hacer huéspedes.
Hasta América me llegaban noticias extrañas. El ministro de Justicia Ledesma vaciaba las cárceles de preventivos y la derechona tenía miedo a salir de noche. Curioso que ahora leo un librito de Francis Franco sobre su abuelo y resulta que el ínclito caudillo llamaba así a la derecha: derechona. ¿Leería a mi tan vivo Francisco Umbral? En el Ministerio de Interior de Barrionuevo, la Brigada Antiatracos los organizaba antes de desarticularlos, y de aquella mafia policial sólo queda encontrar a El Nani. Felipe González tenía la manía de pulverizar al Partido Comunista y los soviéticos escindieron el Partido Comunista a cambio de que España no entrara en la OTAN. Felipe se hizo la picha un lío y para ganarse un referéndum a sí mismo dividió a los españoles y extorsionó a bancos y empresas estatales para financiar la pirueta de quedarnos en la OTAN. Es muy posible que todos los partidos de esta democracia se hayan financiado ilegalmente en algún momento, pero ninguno con la amplitud, el descaro, la codicia y el diseño que el PSOE. Cuando faltó la socialdemocracia, los sindicatos alemanes, flick y flock, nuestros socialistas le lamieron el plato a los de casa. Allí donde haya cualquier forma de poder, crece inmisericorde la corrupción, pero «Gürtel» es el corro de la patata de las tiernas niñas al lado de la directa metedura de mano en la lata de los fondos públicos practicada al por mayor por primerísimos responsables socialistas.
Faltaba la corrupción de la sangre y mis amigos soltaron los perros del GAL. En sus 20 años de Gobierno, la mitad que Franco, ante sólo ocho de la derecha, los gerifaltes del PSOE han demostrado que estas extravagancias delictivas las hacen más y mejor que los demás. Felipe tenía viento en las velas pero la casa común de la izquierda estaba poblada por los habitantes de la casa deshabitada, y abrió las puertas a la «beautiful people», que controlaba el encanto y el dinero. Isabel decía: «Pero si Michael nunca ha sido socialista». Los ricos siempre han sido del PSOE, y Rubalcaba lo sabe.
Ávido de riquezas
En esos 20 años, ni Felipe ni Zapatero han tocado las rentas del capital y sí las del trabajo. Zapatero, audaz pero ignaro, metió a los progresistas como okupas en la casa común izquierdista para darle un poco de espíritu a sus programas de juguetería social, y ya se sabe que el progre es un sectario ávido de riquezas. Ahora en el PSOE están perdiendo el tiempo hipnotizados por los 125 diputados, a más o menos. El ex barón extremeño Fernández Vara pronostica convulsión socialista.
Para el PSOE, los crímenes se resuelven con un repaso somero judicial, y los errores políticos se pagan en las urnas, con lo que siempre están con las manos en el aguamanil, permanentemente renacidos, adanistas, libres de toda culpa. Así no pueden seguir, ganen o pierdan. Necesitan un congreso catárquico, de refundación, de respeto por la verdad y la democracia en el que lo importante sea tener razón y no ganar poder. Los socialistas no se enfrentan a unas elecciones sino a su última oportunidad de regenerarse.
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