Presidencia del Gobierno
Perros y perras
Muchos criticarán a la Audiencia por el llamativo hecho de que cada vez que un etarra solicita un permiso para algo, allá que van sus señorías y se lo dan. En los últimos años han llovidos ejemplos, entre ellos el otorgado a Elena Beloki para una inseminación artificial, el que se concedió a Zigor Goicochea para ir al podólogo, o el caso más que encomiable de Díaz Usabiaga, puesto en libertad para atender a su madre. Dicen ahora las víctimas que el ilustre batasuno se ocupa poco de asistir a su progenitora y mucho de exhibirse con su cuadrilla proetarra. No lo sé. Por fortuna ni él ni los anteriores han huido, aunque si lo hicieran Ternera y De Juana Chaos. Tampoco es sólo el temor a que escapen, que por supuesto, sino el hecho de que se pueda estar dando mejor trato a los etarras que a otros reclusos menos gloriosos.
Por lo demás a un servidor le parece fenomenal que Jaione Intxaurraga, en prisión por su presunta colaboración con Eta, sea partidaria de aminorar la pureza de la raza perruna vasca mezclándola con un vulgar perro francés. Las «txakurras» euskaldunas son definidas por cierta literatura en euskera como «rústicas, neolíticas, territoriales y algo cerdosas». Razón de más para aficionarlas al apareo multiétnico, hoy tan de moda. Aunque no sé muy bien que pensaría de todo esto Sabino Arana.
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