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Xabi silbado

La Razón
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Los futbolistas lucharon por gozar de vacaciones navideñas y lo lograron. Antaño, se disputaban partidos por estas fechas y, casi siempre, con carácter benéfico. Ahora, la tregua se suele romper con encuentros de selecciones regionales. Algunas tienen espíritu de café para todos y otras aportan como argumento fundamental la reivindicación de un lugar bajo el sol de la FIFA. Los vascos jugaron este año en San Mamés contra Túnez y perdieron por 0-2, lo que empañó su historial.
Poseer selección nacional es proyecto que está por encima de las autoridades deportivas españolas. El Comité Olímpico Internacional ya estableció un tamiz concreto para la admisión de los comités nacionales, aspiración que también ha mantenido durante años Cataluña. Sólo pueden ser miembros los comités de naciones reconocidas por la ONU.
Los partidos de la selección de Euskadi tienen, además, componente sentimental. Suele ser motivo para el recuerdo de la selección que, a causa de la Guerra Civil, acabó en el exilio y de la que formaron parte algunos de los mejores futbolistas de la época como Luis Regueiro e Isidro Lángara. Con ambos conversé en varias ocasiones, en México y España, y estoy seguro de que no aplaudirían los incomprensibles silbidos a Xabi Alonso y Agirretxe, dos jugadores guipuzcoanos y nacidos en la Real. Regueiro, reconocido hasta su muerte por los supervivientes como el capitán de Euskadi, jugó en el Madrid y Lángara, en el Oviedo. Ambos lucieron con orgullo los colores de la ikurriña por medio mundo.
Posdata. Arbitró Iturralde, nieto del Iturralde que sacó a Lángara del barco carcelario Quilates para que jugara con Euskadi.