Literatura

Barcelona

Joe Kubert de buena tinta

Fallece un maestro del tebeo de acción, padre de Tor y Sargent Rock

El guerrero Tor es uno de sus personajes más queridos
El guerrero Tor es uno de sus personajes más queridoslarazon

2012 ha sido un año especialmente trágico para el mundo del cómic. En España hemos sufrido la pérdida de figuras clave como los autores Antonio Mingote, Joaquim Muntañola o Ángel Menéndez, más conocido como Kalikatres; los guionistas JuanJo Sarto y Antonio Segura o el editor Josep Maria Berenguer. Pero en el resto del mundo la parca no ha sido menos cruel. En los ocho meses que llevamos de este 2012 han fallecido autores de renombre internacional como Jean Giraud Moebius, los dibujantes filipinos Tony de Zúñiga y Ernie Chan, los argentinos Carlos Albiac y Carlos Loiseau Caloi o los dibujantes norteamericanos Sheldon Moldoff y John Severin. A este triste listado hay que añadir el fallecimiento, a los 85 años, del dibujante Joe Kubert, una leyenda de la industria del cómic norteamericano.

Entintador con doce años
Escribir sobre Joe Kubert es hacerlo sobre la historia del cómic norteamericano. Hijo de una familia judía de origen polaco, hizo su primer trabajo remunerado como entintador con apenas doce años. Unos años después, en 1942, publica su primer trabajo como artista completo. Por su trabajo para «DC Comics» es por el que resulta más reconocido en series y personajes como «Batman», «Action Comics», «Legión de Superhéroes», «Detective Comics», «Kamandi», «Jonah Hex», «Hawkman», «Justice League of America» o «Flash», entre muchas otras. Aunque fue su labor en «Tarzán» y en series bélicas como «G.I. War Tales», «Blackhawk», «Our Army At War», «G.I. Combat», «Soldado Desconocido», «Weird War Tales», «As Enemigo» o «Sargento Rock», del que fue co-creador, los que mayor fama le dieron. En los últimos años retomó el personaje en diversas ocasiones y demostró así que, pese a su edad, seguía siendo uno de los grandes autores del cómic norteamericano.
En 1953 pasó a la historia por realizar el primer cómic en 3D; estaba protagonizado por Súper Ratón y vendió la increíble cantidad de un millón doscientas mil copias. Cada una de ella costaba 25 centavos cuando los cómics de la época rondaban los 10. Como el artista afirmó en una entrevista, con los beneficios de ese ejemplar adquirió su primera casa.
Además de dibujar y escribir miles de historias, su obsesión fue trasladar sus conocimientos a las futuras generaciones. En 1976, junto a su esposa, Muriel, inauguró la prestigiosa The Kubert School, una academia surgida tanto por su amor a la profesión, como por la total ausencia de escuelas dedicadas a enseñar a los futuros profesionales del cómic. En la actualidad, The Kubert School es el principal centro de enseñanza del género en Estados Unidos.
En los últimos años compaginaba el género superheroico con obras más personales como «Fax from Sarajevo» (1996), creado a raíz de una serie de faxes entre el autor y el editor bosnio.
Con el fallecimiento de Kubert desaparece unos de los autores más emblemáticos de la edad dorada del cómic. La persona nos deja pero su arte sigue presente. Además de entintar a su hijo Andy Kubert en la miniserie protagonizada por el Búho, dentro de la línea «Before Watchmen», en septiembre estaba previsto el lanzamiento del primer número de seis de Joe Kubert Presents, una antología dedicada al trabajo del maestro.


El recuerdo de Darick Robertson
En declaraciones a LA RAZÓN, el dibujante Darick Robertson (co-creador de «Transmetropolitan» y «The Boys») tuvo ayer un recuerdo para el artista fallecido: «Joe Kubert hizo algo más que crear cómics fantásticos. Mostró al mundo que además de un oficio lo suyo era una forma de arte. También creó una escuela que sirvió para lanzar las carreras de un gran número de artistas. Ahora sus dos hijos, Andy y Adam, siguen su legado de excelencia creativa. Es una de las mayores influencias en mi manera de narrar y diseñar las páginas. Lo recuerdo siempre con una sonrisa y con un cálido apretón de manos. Estoy tan contento de cómo vivió su vida, como triste por su pérdida».