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Rascasuelos: la alternativa mexicana a la construcción en altura
Mientras las urbes de medio mundo crecen en altura, el estudio Bunker Arquitectos propone una pirámide invertida de 300 metros de profundidad para reutilizar el espacio de 240 m2 de la céntrica plaza de la Constitución del Distrito Federal
Construir hacia abajo, sustituyendo la altura por la profundidad. Es la propuesta del estudio mejicano Bunker Arquitectura para la plaza Zócalo (o de la Constitución) de México D. F. Una plaza de 240 por 240 metros en el centro de la Ciudad de México que encierra, al igual que muchas otras metrópolis históricas, miles de capas, herencia de sus muchos pasados, superpuestas unas sobre otras hasta alcanzar el entramado actual. Desde que a mediados del siglo XIV se instalaran los aztecas en la zona, los primigenios templos y productos urbanísticos han ido sumando plantas, «reconvirtiéndose» con la llegada de los españoles y la refundación de la ciudad actual y nuevamente con la posterior independencia del siglo XIX, la expansión de la metrópolis y la desaparición del antiguo lago Texcoco.
Tanto espacio e historia se ha convertido en problema, según el estudio, de difícil combinación con la regeneración económica y la creación de espacios urbanos. En el D. F. se concentran unos 18 millones de personas, el 17 por ciento de la población total del país. A los problemas urbanos, por otra parte similares al resto de las megalópolis del planeta, se suman dos propios: el centro histórico acumula un 70 por ciento de edificios protegidos y la inconsistencia del suelo arcilloso impide la construcción en altura.
Como alternativa, propone Bunker, ganar espacio hacia el interior de la tierra. Una idea algo arriesgada que ha generado mucho debate y que queda lejos de convertirse en una alternativa a las ciudades verticales: «Es una solución específica para este sitio concreto», argumenta cautamente Esteban Suárez, director general del estudio. Suárez explica que este tipo de ideas forman parte del trabajo de I+D de su estudio de arquitectura. «Son proyectos autofinanciados. En este caso, nos dimos cuenta de que faltan infraestructuras en el centro. Hay un reglamento muy estricto en la ciudad para preservar el patrimonio cultural de más de 500 años del centro que no tiene en cuenta la reactivación económica».
Desde el Colegio de Arquitectos de la Ciudad de Méjico ven en esta alternativa hipotética, una idea para generar debate y fomentar el diálogo sobre el futuro de las metrópolis. Si abandonara el ámbito teórico, la propuesta encontraría su principal problema en «los importantes restos arqueológicos y en la composición arcillosa del terreno, la extracción continuada de agua y la presencia anterior de un lago han provocado el hundimiento de la zona», explica Arturo Aispuro, presidente del Colegio mexicano.
Luz natural a 300 m del suelo
La hipótesis plantea abrir un camino en altura pero hacia abajo y piramidal. La estructura de 300 metros de profundidad se dividiría en 10 plantas dedicadas a espacios museales, otras 10 para centro comercial, donde quedaría la estación intermodal y la actual línea de metro integrada, otras tantas para residencias y 35 para oficinas. Para ayudar con iluminación natural a reducir el gasto energético, el centro de la pirámide quedaría vacío. Este gran atrio central de ventilación y de luz cubriría prácticamente todos los niveles de la torre gracias a la transmisión solar por fibra óptica.
Varias jardineras, ubicadas en todos los niveles rodearían el atrio, controlando el gasto energético y la climatización, al menos a nivel teórico: «Las diez primeras plantas se reservan a museo porque seguro que se encuentran restos arqueológicos. Otra medida autoimpuesta ha sido prescindir del aparcamiento para no generar más contaminación» detalla Suárez. Se eligió la pirámide para evitar una excavación gigantesca y las consiguientes presiones laterales de la tierra. Sobre estos particulares comenta Auspuro: «la forma piramidal ayudaría a la seguridad y a minimizar la excavación. Los avances en los sistemas constructivos y la tecnología actual podrían solucionar las dificultades en la iluminación y la ventilación».
Las intenciones del equipo pueden concretarse en seguir investigando para incluir energías renovables a la estructura y concertar una cita con los gestores públicos, aunque admiten que no será fácil por el clima político ante las elecciones presidenciales de 2012. Su otra alternativa, la más real, es continuar generando diálogo, ya que lo mejor para el estudio es la realimentación que han tenido tanto de gente fascinada como de gente horrorizada con la propuesta.
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