Sevilla
OPINIÓN: Descentralizar es gastar
El obligatorio adelgazamiento de una Administración bulímica no es ya reclamación de liberales empedernidos, sino imposición de la realidad: el Estado amenaza bancarrota. Pero al lanzar la precampaña, los dos posibles sucesores de Monteseirín coinciden justo en lo contrario. «Descentralizar» los distritos no sería sólo un pecado de leso jacobinismo. Once alcalditos con sus once cortes de asesorcitos y sus once presupuestitos para contentar a la clientela de los barrios se ciernen sobre el bolsillo del ciudadano. La colocación masiva de militantes y el riego con dinero público están insertos en el ADN del socialismo andaluz pero supone una decepción brutal en el caso de un Zoido que proclama austeridad mientras anuncia café para todos. Con razón son los partidos políticos la segunda fuente de preocupación de los españoles.
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