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8 años después por Irene Villa

La Razón
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Mañana se cumplen ocho años del atentado más sangriento de la historia de España y aún hay muchos damnificados recuperándose. Dañados emocionalmente se sienten quienes siguen con la sensación de no saber toda la verdad. Ya que nadie les va a devolver lo perdido en aquellos trenes, parte de la terapia sanadora es zanjar el trauma que marcó sus vidas cerrando el terrible círculo de dolor abierto, con verdad y justicia. La realidad se asume, pero intuir que no hay juicio justo hace perder toda esperanza, lo que impide la plena recuperación. Porque uno aprende a vivir con la pérdida, pero no con la injusticia.

El 11 de marzo de 2004 el mundo entero se deshizo y la esperanza se esfumó como nunca antes lo había hecho. La luz se apagó, y un recuerdo profundo quedó grabado en nuestras vidas para siempre. El 11-M fue elegido como «Día europeo en memoria y recuerdo de las víctimas del terrorismo», por lo que varios supervivientes de atentados terroristas tuvimos ayer voz en el Parlamento Europeo. De nuevo, recibimos apoyo y mucho cariño. Pero conmemorar mañana el octavo aniversario de aquella trágica masacre, con una gran marcha contra una reforma política, dista mucho del recuerdo y homenaje que merecen los asesinados. No significa, como han apuntado, que alguien quiera «establecer extrañas conspiraciones», sino que hay muchos otros días para quejas y proclamas.