Londres

El temor a otra recesión puede más que el BCE

Uno de los recursos más empleados por los entrenadores de fútbol cuando se acercan los últimos minutos de una final y su equipo pierde es adelantar a uno de sus defensas centrales a la posición de delantero, a ver si caza algún balón suelto en al área que acabe en gol. Es una maniobra poco ortodoxa, a la desesperada, de las que se toman en situaciones límite.

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Algo de entrenador de fútbol tuvo el domingo el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet. Tras varios días de duro castigo a España e Italia, en los que las primas de riesgo –la diferencia en la rentabilidad entre su bono a diez años y el alemán, el más fiable– de ambos países se dispararon por encima de los 400 puntos básicos, Trichet anunció el domingo lo que muchos consideran que debería haber hecho el jueves: la compra en cantidades significativas de deuda española e italiana para frenar la presión de los mercados sobre ambos países.

Maniobra del BCE

La poco ortodoxa maniobra de Trichet logró frenar ayer de forma más que significativa los ataques especulativos contra España e Italia. Sus primas de riesgo cerraron en 289 y 301 puntos básicos, respectivamente, frente a los 369 y 381 del pasado viernes, después de que la rentabilidad de sus bonos retrocediesen hasta el 5,156% y el 5,29% tras caer un 14%. «Es una medida desesperada que el BCE no usa mucho pero que ha funcionado y que podría adoptarse más a menudo para frenar a los especuladores», explicaba Soledad Pellón, analista de IG Markets, para resumir sus efectos.

Aunque eficaz para detener por el momento el riesgo de contagio, la compra de bonos no sirvió para calmar el nerviosismo en bolsa. La rebaja de la nota de la deuda americana del sábado y la advertencia de S&P de que hay un 33% de posibilidades de que vuelva a recortarla entre los próximos 6 y 26 meses pesó más, y acrecentó entre los inversores la creencia de que la economía de EE UU podría encaminarse hacia otra recesión. Su consecuencia: otra jornada de pérdidas generalizadas.

Retrocesos
Golpeadas por la apertura a la baja de Wall Street –al cierre de esta edición perdía un 3,3%–, los principales parqués europeos prolongaron su caída de la pasada semana. Fráncfort cedió un 5,02%; París, un 4,68% y Londres, un 3,39%. Madrid (-2,44%) y Milán (-2,35%) se comportaron mejor porque, como explica Soledad Pellón, «se dejaron eclipsar en su apertura por las noticias del BCE –ambas subieron por encima del 3%– y luego, cuando cayeron, era difícil que corrigieran tanto como para llegar a las cotas tan bajas de Fráncfort o París».

Por más planes de ayuda, ajustes o declaraciones de buenas intenciones que se hagan, los mercados no acaban de recuperar la tranquilidad y, a decir de los expertos, se están dejando llevar por cierta histeria. «Se han instalado en modo pánico», resume José Ramón Iturriaga, socio de Abante Asesores. «Los mercados no atienden a razones, aunque cuestiones como la rebaja de la nota de Estados Unidos sean actos administrativos, por así decirlo».

Soledad Pellón cree que ese pánico de fondo que lo domina todo ha hecho que se pierda la perspectiva de las cosas. «Los inversores ahora no miran los fundamentales de una empresa. Si su situación financiera es buena, si tiene un programa de expansión... sólo se fijan en las noticias y se dejan llevar por ellas, aunque no les afecten», explica.

Una situación distinta

Como resumía el pasado viernes Dave Fishwick, director de inversión macro y de renta variable de M&G Investments, los inversores se están comportando en estos momentos como en 2008, en los momentos más duros de la crisis financiera. Sin embargo, «no creo que estemos en una situación como la de entonces o la de 2009 para que las reacciones sean como aquéllas», concluye José Ramón Iturriaga.