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Desconectar frente al Cantábrico
E s uno de los rostros más populares de la televisión. Desde 1997 Anne Igartiburu se cuela cada mediodía en millones de hogares españoles y ella se muestra orgullosa por ello. El trabajo diario en televisión le roba gran parte de su tiempo, no en vano ha sido una de las encargadas de darnos la bienvenida al recién estrenado año 2012. «Y además no me faltan trabajos publicitarios y diversos compromisos de obra social…», asegura la presentadora.
A pesar de su apretada agenda, siempre que puede intenta disfrutar de su tiempo libre. Y cuando se trata de desconectar, a Anne le encanta viajar a sus raíces: «En el País Vasco hay dos lugares con encanto a los que acudo cuando puedo. Son la ermita de San Juan de Gaztelugatxe, en Vizcaya, y el Peine de los Vientos, en la ciudad de San Sebastián».
El primero, San Juan de Gaztelugatxe, está de camino a la localidad de Bermeo si vamos desde Bakio. Se trata de una pequeña ermita templaria que data del siglo X y que está encajada literalmente en el mar Cantábrico. «A ella se accede a través de un puente de dos arcos y subiendo posteriormente unas 230 escaleras. Pero el esfuerzo merece la pena. Para mí es un lugar que tiene mucho encanto. Una vez arriba, te encuentras con el coqueto templo en el que hay una campana. Dicen que si la haces sonar tres veces y pides un deseo, ¡se cumple!», asegura.
Tras esta visita, Anne recomienda comer en el restaurante Eneperi, situado muy cerca de San Juan y desde donde se tiene una vista impresionante del mar.
«El otro rincón al que acudo siempre que voy al norte es El Peine de los Vientos, del escultor Eduardo Chillida, en San Sebastián. Me puedo pasar horas allí sentada, y si está vacío y el día es lluvioso, mucho mejor», confiesa Anne, quien asegura que este lugar la ayuda a relajarse.
«Cuando el mar está bravo, me deja suave como la seda. Me encanta ir si hay tormenta, ¡aunque bien abrigada, claro! Y pienso... y pienso... Tras pasar un rato largo allí regreso a casa conduciendo mi coche y escuchando a Kepa Junkera, ¡así soy feliz!», reconoce con añoranza.
Generalmente, el camino de vuelta desde El Peine de los Vientos, Anne lo hace hasta Elorrio, su pueblo natal. «Si te has quedado con ganas de paz y magia siempre puedes perderte entre los robles de la necrópolis de Argiñeta y mirar al monte Amboto desde allí. No encontrarás un pueblo más bonito en el interior de Vizcaya», afirma con una sonrisa.
Por Saioa Ubillos
Claves
Dónde. En la ermita de San Juan de Gaztelugatxe, en Vizcaya, y en El Peine de Los Vientos, en San Sebastián.
Por qué. Allí logra desconectar y encontrarse consigo misma.
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