Estados Unidos
Empresas contra la crisis
La salida de la crisis en España se tiene que producir fundamentalmente a través de las exportaciones de bienes y servicios, puesto que el sobreendeudamiento de las familias, de las empresas y del sector público hacen muy difícil que el crecimiento pueda sustentarse en el consumo y en la inversión, es decir, en la demanda interna. Por tanto, es fundamental la actividad exportadora de nuestras empresas. Las empresas españolas tienen que competir en un entorno económico cada vez más globalizado, en el que existe una presencia creciente de los intercambios comerciales internacionales. La actividad exportadora de la empresa española se caracteriza por una fuerte expansión. Las empresas españolas cada vez utilizan más medios propios en sus estrategias de acceso a los mercados exteriores, desechando el empleo de agentes intermediarios externos, lo que refleja un mayor afán de permanencia en los mercados a los que acceden. Asimismo, las empresas españolas situadas en los mercados internacionales centran sus estrategias competitivas en la diferenciación del producto, buscando adaptarse a los nuevos requerimientos del mercado internacional.
La mayor parte de las empresas exportadoras se concentra en las que realizan operaciones comerciales de menor importancia. Sin embargo, cuando se analiza el volumen total de exportación, sorprende que, en cambio, éste se haya aglutinado en las empresas exportadores que mayor cantidad de operaciones comerciales realizan. También puede comprobarse que, con la excepción de los agentes con operaciones por debajo de los 50.000 euros, existe un superior incremento en el número de empresas en las que realizan un mayor volumen de exportaciones. Este hecho estaría mostrando un cierto redimensionamiento de la empresa exportadora española, al estar transformándose progresivamente la base exportadora de microempresas en empresas de mayor tamaño, con volúmenes elevados de exportación y superior capacidad de salvar barreras de entrada en mercados exteriores.
El número de empresas exportadoras en España ha ido aumentando, con un incremento medio anual superior al 1,7 por 100. En los últimos años también se ha incrementado el número de empresas que exportan regularmente, es decir, aquellas que han exportado cada año a lo largo de cuatro años consecutivos. Las empresas exportadoras regulares se situaban ya cerca del 40 por 100 del total, lo que confirma la creciente consolidación que muestran las empresas españolas en los mercados de exportación. Aproximadamente un 50 por 100 de estas empresas exportadoras regulares se concentran en los países de la UE. Por países, aquellos a los que exportan un mayor número de estas empresas son, por orden decreciente, Portugal, Francia, Alemania, Italia, el Reino Unido y Estados Unidos. No obstante, hay que indicar que en los últimos años ha ido aumentado la presencia en otras zonas, especialmente en los mercados emergentes –China, la India, Rusia, Marruecos, Turquía–, lo que se está traduciendo en una paulatina mayor diversificación geográfica de las exportaciones españolas.
Asimismo, la economía española se está beneficiando de la actividad empresarial exterior que mediante la inversión directa ha diversificado las zonas de producción y comercialización con lo que nos estamos beneficiando de la pujanza, especialmente de Iberoamérica. La presencia en el exterior de las empresas españolas no ha sido significativa hasta fechas recientes; primero, debido a la restrictiva legislación sobre la salida de flujos hacia el extranjero existente hasta finales de los años setenta; y segundo, por la escasez de ventajas de propiedad –tecnológicas o estructurales– en la mayoría de las empresas industriales, condición indispensable para que una empresa sea multinacional. No obstante, a medida que fueron afirmándose las ventajas de propiedad las empresas españolas ensancharon sus actividades productivas en el exterior, si bien, la desaceleración que se produjo en la economía internacional a principios del siglo XXI afectó a las salidas de capitales españoles al exterior en esos primeros años del nuevo milenio, sobre todo por su elevada concentración en Iberoamérica. La posterior mejora en la situación económica mundial permitió una recuperación desde 2005 de la IDE de España en el exterior, pero los primeros síntomas de la crisis actual han propiciado a partir de 2008 un importante declive de la misma.
Es importante indicar que una parte relevante de los flujos invertidos en el exterior ha sido fruto de la posición de España como lugar de intermediación de capitales directos con destino a otros sistemas productivos. Las sociedades holding de procedencia nacional o extranjera han tenido un notable papel, especialmente importante en las segundas hasta principios del siglo XXI, reduciéndose actualmente su relevancia. Por sectores, el grueso de las inversiones se ha centrado, desde el principio, en el sector servicios, seguidos por energía, agua e industrias extractivas. Por último, los flujos destinados a manufacturas, inicialmente escasos, han dado un salto considerable a partir de finales del siglo XX ante el aumento en la competitividad de estas empresas.
La UE e Iberoamérica se han repartido el destino global de la mayor parte de estos flujos. No obstante, las inversiones de las sociedades holding y en manufacturas se han centrado en la primera zona, mientras que en Iberoamérica predominan inversiones en energía y en servicios aunque estas últimas se inclinan en mayor medida hacia la UE en los últimos años, según los datos publicados por el IEE en el Estudio «Las empresas españolas. Características, tendencias y retos».
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