Asfixiados

De los parados ni hablo, a esos ya les han ahogado del todo. Hablo de los que tienen un sueldecito modesto y se lo han bajado. O sea, la mayoría. Hasta los artistas, que por regla general las pasamos canutas, ahora qué contar. Como la cultura la controla el Gobierno, a través de sus instituciones y circuitos, y se han quedado sin dinero, no pagan. En lo mío, el teatro, vamos perdiendo no sólo los derechos de autor, sino también las pocas ayudas sociales que teníamos. CEDRO, la entidad más generosa en este sentido, ya tampoco podrá echarnos una mano con las gafas o las bajas. Si te pones enfermo no te matará la enfermedad, te matará el hambre. A todo esto siguen subiendo los recibos de necesidades básicas. ¿Cómo permiten los políticos subidas de luz, gas, butano…? Sí, ya sabemos que ellos no tienen esos problemillas, pero es una barbaridad que bajen los salarios, recorten los beneficios sociales, suban los impuestos y nos metan un hachazo el primero de enero con los gastos inevitables. Creo, sinceramente, que están jugando con fuego. Porque el personal se está empezando a dar cuenta de que aquí es otra vez la mayoría honrada la que paga las cuentas de los adinerados especuladores, que siempre ganan. Las Administraciones se han fundido el dinero público, dándoselo a los culpables de la crisis, y ahora nos piden comprensión. Pues como la cosa siga así habrá que empezar a pedir calma. Calma a los millones de españoles que están fumando en la calle, a los de las colas del paro, a los que están hartos de macarrones. A los que se han dado cuenta de la gran mentira. La mentira del poder.