Barcelona
OPINIÓN: Spanair
El pasado fin de semana fui a Santander a cenar con el insuperable Revilla, y viajé en una aerolínea de bajo coste. Pude constatar antes de coger el vuelo que el aeropuerto de Barcelona está más deshabitado que un chiringuito marbellí en estos días de ola de frío siberiano.
El espectáculo del aparcamiento de la vieja terminal recubierto de plásticos resultaría apto para rodar películas tétricas. Donde antes se amontonaban vehículos, ahora uno puede aparcar en cualquier sitio.
Me da que con lo que teníamos, es decir, las viejas terminales, había más que de sobras y no quiero imaginarme el coste que supuso el sueño megalómano de aquel al que se le ocurrió hacer una terminal nueva en el aeropuerto de El Prat.
No entiendo cómo es posible que estas aerolíneas de bajo coste sean rentables y que una línea aérea, que además recibe subvenciones públicas, se vaya a hacer gárgaras, como tampoco entiendo que las televisiones públicas sean una máquina de perder dinero y las privadas sí obtengan beneficios.
Visto lo visto, a lo mejor hay que empezar a pensar en privatizarlo todo, desde la justicia hasta la administración, pasando por la Policía y hasta los bomberos. Visto lo visto, nuestros impuestos como inversión son un auténtico desastre.
Otra solución sería sustituir a políticos por meros gestores, aunque ya sé que lo que digo es muy incorrecto y está mal visto, pero por lo menos y como solución provisional para arreglar la tostada que tenemos habría que acercarse a este criterio.
Mientras, a lo dicho. Nuestro aeropuerto para hacer películas.
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